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MENSAJE DEL ARZOBISPO DE PIURA CON OCASIÓN DEL PRIMER GRAN RECORRIDO DEL SEÑOR DE LOS MILAGROS

Muy queridos hermanos en el Señor de los Milagros:

Les hago llegar a todos ustedes mi cercanía, cariño y oración. El mes de Octubre es ocasión maravillosa para que experimentemos el Amor del Señor de los Milagros en nuestras vidas.  

¡Él es el amigo que nunca falla! Podrán defraudarnos los hombres, pero sabemos que el Señor Jesús nunca lo hará, porque en la Cruz nos ha dado la prueba suprema de su Amor por nosotros (ver Jn 13, 1; 15, 13).

A pesar de ser hoy una gran multitud reunida, el Señor de los Milagros nos conoce a cada uno. Te conoce a ti y a mí. Él sabe quiénes somos, sabe nuestros nombres, lo que hay en nuestros corazones, sabe de nuestros dolores y necesidades, de nuestras esperanzas y sueños, porque Él es el Buen Pastor que conoce a cada una de sus ovejas y da la vida por ellas (ver Jn 10, 14-16). Por eso los invito esta mañana a que abramos nuestros corazones al Señor, ya sea para suplicarle, agradecerle, o simplemente hablarle y confiarle nuestras cosas, así como lo hace un amigo con su mejor amigo. Él se interesa por ti. Vales mucho para Él, porque por nosotros derramó hasta la última gota de su sangre en la Cruz.

¡Qué consuelo, alegría y esperanza se siente cuando nos descubrimos amados por Él! Nadie por más pequeño o pobre que sea queda excluido de su Amor. Más aún, los pequeños, los pobres, los descartados y rechazados, son sus predilectos, son sus preferidos.  

Queridos hermanos: Hagamos de este momento de la Santa Misa y de la Procesión una ocasión para que cada uno de nosotros le abra su corazón al Señor de los Milagros. Él es Dios y su Amor es infinito, y por ello puede escucharnos a todos sin excepción para derramar sobre cada uno de nosotros aquella gracia específica y particular que necesitamos, y que también Piura y Tumbes necesitan.

Hoy, al contemplar la Sagrada Imagen del Señor de los Milagros, miramos al que traspasaron nuestros pecados (ver Zac 12, 10), y Él, con la fuerza de su Amor desde lo alto de su trono que es la Cruz, nos atrae hacia Sí.

Hermanos, lo que el Señor de los Milagros quiere es que también nosotros nos dejemos traspasar, pero no por clavos ni por lanzas, sino por su Amor.  

Son nuestros pecados los que lo atravesaron en la Cruz, sin embargo Él, quiere traspasarnos y recrearnos con su Amor. Quiere que nosotros seamos hombres nuevos, revestidos de santidad y justicia.

Les pido hoy, que para que el milagro de Octubre sea completo, nos dejemos tocar por el poder de su Amor. Eso nos va a exigir arrepentimiento de nuestros pecados, acudir a la confesión sacramental, firme propósito de enmienda, dejar atrás nuestra mala vida, reparar las injusticias, reconciliarnos con el hermano que hemos ofendido, deponer sentimientos de venganza, dejar de lado las intrigas y maquinaciones, las murmuraciones y las calumnias.  

Cuando uno se deja tocar por el Amor del Señor, la vida se vuelve bella, se llena de luz y calor, y el corazón se colma de paz y de alegría. ¿No es acaso esto lo que necesitamos hoy en día en el Perú? Sí, necesitamos dejarnos tocar por la fuerza de su Amor, convertirnos a Él, comprender de una vez por todas que el Perú justo, fraterno y unido con el cual todos soñamos, sólo será posible con el Señor de los Milagros, en Él y por Él.

En los actuales momentos nos duele ver un país enfrentado y dividido, pero es muy consolador ver esta mañana que el Señor, desde su trono que es la Cruz, nos atrae a todos los peruanos para unirnos en su Amor y para ayudarnos a superar cualquier división y enfrentamiento.

El gran mensaje de Octubre es que sólo unidos a Él podremos construir nuestra fraternidad y solidaridad. Hay que comprender entonces que nuestra fe cristiana y católica es la clave para lograr la unidad que tanto necesitamos en los actuales momentos en nuestra Patria.

Sólo con Jesús, el Señor de los Milagros, será posible construir ese Perú donde por fin sea una realidad la tan ansiada “Civilización del Amor”, donde todos nos reconozcamos y amemos como hermanos, haciendo realidad el mandato del Maestro: “Esto les mando: Que se amen los unos a otros como Yo los he amado” (Jn 15, 12).

Finalmente les recuerdo que estamos en plena celebración del “Mes Misionero Extraordinario”, y el Señor de los Milagros es el primer misionero del Perú. Él, en los hombros de su Hermandad, sale a recorrer nuestras calles y plazas enseñándonos que no hay que tener miedo de anunciarlo a Él que es la Buena Nueva, es decir, el Evangelio viviente. El Señor de los Milagros nos alienta a que lo anunciemos como única fuente de vida verdadera y eterna, con nuestra palabra valiente y nuestro testimonio coherente de vida cristiana.

Nunca debemos olvidar que la Iglesia existe para evangelizar. ¡Este es su gozo y su dicha! Y la Iglesia la formamos todos los bautizados. Por tanto cada bautizado es un enviado y cada uno debe responder a la llamada concreta del Señor que le dice: “Vayan y hagan discípulos en todas las naciones, y bautícenlos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Enséñenles a cumplir todas las cosas que les he mandado. Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del mundo” (Mt 28, 19-20).

En este “Mes Misionero” debemos dedicar nuestros mejores esfuerzos para que aquellos hermanos que no conocen a Jesús, o que habiéndole conocido le han olvidado, encuentren a Cristo y en Él la respuesta a todos los grandes interrogantes de la vida.

Que este Octubre Morado, nos impulse a una evangelización renovada que anuncie en todo momento a Jesucristo como el único salvador del Hombre, de los pueblos y de las culturas. Que nadie quede privado de conocer el Amor infinito y misericordioso de Dios, encarnado en su único Hijo, Nuestro Señor Jesucristo.   

Ruego al Señor de los Milagros que proteja a todos los piuranos y tumbesinos; convierta a quienes lo llevan sobre sus hombros en portadores de Cristo con su fe y su testimonio de vida intachable; transforme en verdaderos imitadores de Jesús a quienes visten la túnica nazarena, y derrame su gracia sobre cuantos le invocan con devoción.[1]

Que de manera especial cuide a nuestras familias y las conserve unidas en el Amor. Defienda a los niños por nacer del crimen del aborto. Que a nuestros jóvenes los proteja de los peligros de una vida egoísta marcada por el consumismo y el hedonismo, y más bien les muestre la belleza de lo que significa ser cristiano. Que llene la vida de nuestros ancianos y enfermos de compañía y amor, de ternura y gratitud. Y que a todos nos convierta en instrumentos de su paz y de su caridad, especialmente para con los descartados, los inmigrantes, y nuestros hermanos pobres y damnificados.    

Que la Virgen María, la más fiel seguidora de su Hijo hasta la Cruz, nos cuide junto con Él, mientras les imparto a todos con afecto mi Bendición Pastoral.

San Miguel de Piura, 18 de Octubre de 2019.
Primer Gran Recorrido Procesional del Señor de los Milagros

[1] Ver San Juan Pablo, Carta por los 350 años de la Imagen del Señor de los Milagros, 21-IX-2001.

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