Oh, Jesús!
Te ruego por tus fieles y fervorosos sacerdotes,
por tus sacerdotes tibios e infieles,
por tus sacerdotes que trabajan cerca o en lejanas misiones,
por tus sacerdotes que sufren tentaciones,
por tus sacerdotes que sufren soledad y desolación,
por tus sacerdotes jóvenes,
por tus sacerdotes ancianos,
por tus sacerdotes enfermos,
por tus sacerdotes agonizantes,
por tus sacerdotes que padecen en el purgatorio.
Pero sobre todo, te encomiendo a los sacerdotes que me son más queridos:
- Al sacerdote que me bautizó.
- Al que me absolvió de mis pecados.
- A los sacerdotes a cuyas misas he asistido y que me dieron Tu cuerpo y Tu Sangre en la Sagrada Comunión.
- A los sacerdotes que me enseñaron e instruyeron, me alentaron y aconsejaron.
- A todos los sacerdotes a quienes me liga una deuda de gratitud, especialmente a ……………………
Oh, Jesús, guárdalos a todos junto a Tu Corazón y concédeles abundantes bendiciones en el tiempo y en la eternidad. Amén.