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“SAN MIGUEL ARCÁNGEL DEFIÉNDENOS EN LA BATALLA”

Piuranos y Tumbesinos celebran la Solemnidad de su Santo Patrono

29 de septiembre de 2023 (Oficina de Prensa).- Hoy es un día muy especial para nuestra Arquidiócesis, porque celebramos la Solemnidad de San Miguel Arcángel, Protector de la Iglesia Universal, Patrono de nuestra Arquidiócesis y de la ciudad de Piura que lleva su nombre y está consagrada a Él. Hace casi 500 años los fundadores de nuestra Ciudad, la pusieron bajo la protección y cuidado del Príncipe de la Milicia Celestial y desde entonces San Miguel es nuestro protector. Él nos defiende en nuestras luchas contra satanás y el mal. Por eso le pedimos hoy más que nunca que nos proteja y nos defienda, sobre todo en estos tiempos difíciles de pandemia, así como de crisis social, política y económica que afectan a nuestro querido Perú.

Con fecha del 20 de marzo del 2014, la Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos del Vaticano, mediante Decreto Prot. N. 428/13/L, aprobó y confirmó para nuestra Iglesia particular de Piura y Tumbes los textos litúrgicos del Propio de la Misa y de la Liturgia de las Horas de San Miguel Arcángel. Por ello, esta celebración tiene para nuestra Arquidiócesis la categoría de Solemnidad, trasladándose para el 03 de octubre la Fiesta de los Santos Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael, tal como es propuesta en el Misal Romano y la Liturgia de las Horas. Así como sucedió en los orígenes de la evangelización de nuestra Patria, cuando bajo la protección del Arcángel San Miguel, partieron los pioneros del anuncio de Jesucristo, de su Buena Nueva y de su Iglesia, la celebración hoy de nuestro santo patrono debe convertirse en un estímulo y una ayuda para que todos crezcamos bajo su guía en la fe y en el ardor evangelizador.

Todos hemos aprendido desde niños que el nombre de “Miguel” significa “quién como Dios”. Y es verdad, nadie se asemeja a Dios. El nombre de Miguel proclama la grandeza de Dios, nos recuerda esa soberanía amorosa y misericordiosa de Dios en nuestras vidas, y nos recuerda que debemos ser humildes. La Iglesia nos enseña que el Arcángel San Miguel es quien dirige al ejército de Dios en la batalla que mantiene contra los ángeles caídos, contra Satanás y sus demonios, protegiendo a la Iglesia peregrina, es decir a nosotros, en nuestro camino a la Casa del Padre. San Miguel vence porque es Dios quien actúa en Él. Es interesante como en toda pintura y escultura es representado aplastando la cabeza del demonio y lo hiere con su espada o lanza. Con ello nos recuerda que, gracias a la obra de salvación realizada por el Señor Jesús, satanás ha sido vencido y por tanto no debemos tener miedo. En estos tiempos difíciles que estamos viviendo, donde el mal parece vencer y el demonio anda muy suelto dañando a las personas y nuestra convivencia social. Ahora más que nunca roguémosle a él, así como lo hacemos al final de todas las misas que se celebran en Piura y Tumbes, que nos defienda del demonio, de la perversidad y asechanzas del enemigo. Pidámosle al Príncipe de la Milicia Celestial que arroje al infierno a satanás y a todos los espíritus inmundos que andan dispersos por el mundo para la perdición de las almas. 

Demos gracias al Señor que, en nuestra lucha contra las fuerzas demoníacas y el mal, nos ha dado en San Miguel y en los ángeles que él dirige, poderosos aliados que nos protegen y nos defienden física y espiritualmente del maligno. En el camino de la vida, que no está exento de pruebas y de tentaciones, no estamos solos, estamos acompañados y sostenidos por los ángeles de Dios, y en particular por el Príncipe de la Milicia Celestial. Recordemos lo que nos dice nuestro Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V.,: «Los ángeles nos ofrecen sus alas para protegernos de tantos peligros y para que podamos volar más alto y así no ser arrastrados al infierno. Recurramos siempre de manera especial y con confianza a la intercesión de San Miguel Arcángel, así como lo hacemos al final de todas las misas que se celebran en Piura y Tumbes. Que siempre, tanto de manera personal, como familiar y comunitaria, se siga incrementando esta hermosa devoción a nuestro Santo Patrono para que, poniéndonos bajo su guía, podamos siempre vencer al pecado, lograr nuestra conversión de vida y llegar al cielo».

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