Arzobispo celebró Fiesta de San Martín de Porres
10 de noviembre de 2022 (Oficina de Prensa).- Con ocasión de la Solemnidad de nuestro querido Santo Peruano “Martín de Porres”, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, visitó la Parroquia “San Martín de Porres”, en el Distrito de Castilla, donde presidió la Santa Misa de Fiesta de su Santo Patrono. La celebración eucarística fue concelebrada por el R.P. Franz Alfaro Lokuán, Párroco del lugar y el R.P. Cristhian Calderón todos los sacerdotes que realizan su labor pastoral en esta importante zona de nuestra Arquidiócesis. Participaron también en medio de un ambiente de fe, de oración y fraternidad, una gran multitud de fieles cristianos entre los que se encontraban los padrinos, catequistas, familiares y amigos de los confirmados.
San Martín de Porres, ejemplo de amor y servicio
Al iniciar su homilía nuestro Pastor destacó la figura de santidad de Fray Martín: “San Martín de Porres, quien es el Patrono de la Justicia Social en el Perú, supo hacer la síntesis entre el amor a Dios y al prójimo. Su vida y obra conservan aún todo su vigor y frescura, su ejemplar humildad y espíritu de servicio sigue siendo modelo de seguimiento cristiano, y seguro camino hacia aquella santidad que todos deseamos alcanzar. Martín nos recuerda que el amor a Dios y al prójimo son las dos caras de una misma moneda: el amor a Dios es el fundamento del amor al prójimo y el amor a los demás es el sello de la autenticidad del amor a Dios. Fray Martín comprendía que el amor de Dios se extiende al prójimo a través de compartir la vida, la fe y la esperanza; de hacer siempre el bien a los demás cada día de nuestra existencia. Es en el amor a los demás donde se hace patente nuestro amor a Dios. Su vida de unión con Cristo se reflejaba en su inquebrantable espíritu de oración, su especial devoción al Sacramento de la Eucaristía, a la Virgen María y a Jesús crucificado. Así, se fue configurando cada vez más con Cristo. Ello le permitió no reservarse nada para sí, haciendo de su vida una entrega total a Dios y a los demás. Para San Martín de Porres, pobre era todo aquel que sufría, indistintamente de su condición social o económica, y como todos sufrimos todos estamos necesitados de amor. Él hizo de la caridad el eje central de su vida. En su corazón cabían todos, ricos, pobres, frágiles, enfermos, frailes y autoridades, los acogía y les brindaba su caridad. Sin duda su trabajo era un ejemplo del verdadero espíritu de la obra social cristiana: reconocer la dignidad de cada persona y atenderla de la misma manera como Jesús la atendería. San Martín nos enseña que debemos dar un buen servicio a los que nos rodean, en el momento que lo necesitan, nos enseña a vivir la fraternidad, la solidaridad, la caridad y el servicio mutuo, ahí en donde estemos”.
La humildad, el camino a la santidad que siguió Martín de Porres
En otro momento, Monseñor Eguren destacó que: “La santidad extraordinaria de este compatriota nuestro, siguió un camino: la humildad. Esta virtud, es el gran secreto imprescindible para edificar la santidad. Según la acertada y sabia definición de Santa Teresa de Jesús, podemos definirla «como andar en verdad», porque gracias a la humildad, adquirimos el justo conocimiento de quiénes somos, tanto de nuestra grandeza y dignidad, como de nuestra pequeñez y miseria. Grandeza y dignidad que nos vienen de ser hijos de Dios, creados y redimidos para gozar de Su amistad e intimidad; y nuestra pequeñez y miseria, que nos vienen de ser criaturas que, por soberbia y desobediencia, caímos en el pecado. La humildad nos conduce a poner a Dios y a los demás en el primer lugar de nuestras vidas, pues el hombre, ser para el encuentro, sólo se comprende así mismo, y es capaz de desplegarse, cuando encuentra a Dios, y a sus hermanos humanos, forjando con ellos una relación interpersonal de amor. San Martín siguió con ardor y fidelidad los caminos del Señor. Él nos enseña a vivir la comunión con Dios. Tenía el corazón anclado en el Cielo, y vivía dando testimonio de amor a Dios y a los demás, manifestado en un servicio noble y generoso. No sólo auxiliaba a los hermanos de su comunidad, sino a todos los que necesitaban de su ayuda fuera del convento, sin distinción social, pero de manera especial a los más pobres y abandonados. San Martín nos recuerda el inmenso poder de la humildad y el servicio”.
Como San Martín, seamos instrumentos de unidad y fraternidad
Finalmente, Monseñor animó a la comunidad parroquial a profundizar en la vida de su Santo Patrono: “Queridos hermanos, ustedes tienen un privilegio en toda nuestra Arquidiócesis, son la única Parroquia que está puesta bajo el patronazgo de San Martín de Porres, siguiendo su ejemplo, sean cristianos íntegros e intachables. Sean una comunidad que viva la humildad como camino a la santidad. Que ésta fiesta renueve también sus corazones en el ardor evangélico, en el anuncio de la Buena Nueva, porque hay muchos que todavía no han escuchado hablar de Cristo, muchos que lo han olvidado y otros que lo tienen lejos de sus vidas. Bajo el patrocinio de su Santo Patrono, esfuércense por dar un auténtico testimonio de unidad, de fraternidad, de reconciliación, en la verdad y en la caridad de Cristo. Todos unidos en Cristo y en su Iglesia debe ser el norte que nos anime a trabajar cada día. No olviden que San Martín de Porres es también conocido como el santo de la escoba, la cual usaba para las tareas ordinarias de limpieza del convento. Pero su escoba también simboliza la necesidad de barrer de nuestra vida, tanto personal como social, la inmundicia del pecado hoy expresada de tantas maneras como el egoísmo, la corrupción, la injusticia, la indiferencia, la inmoralidad, etc. También es conocido aquel prodigio suyo de hacer comer de un mismo plato a perro, pericote y gato. Martín de Porres fue un artesano de comunión y reconciliación. Que en los actuales tiempos que vivimos Él nos enseñe a ser instrumentos de unidad y fraternidad en el Perú. Que Martín con su vida de santidad nos ayude a barrer estos males y poder construir un Perú más justo y reconciliado. Acerquémonos a Él con confianza y pidámosle que nos ayude a buscar el bien común, que interceda por su patria el Perú y especialmente por nuestras regiones de Piura y Tumbes para que siempre reinen la paz, la concordia y el amor. Que como Él sepamos poner perdón, unidad y espíritu de comunión en el Perú de hoy”.