“SEAN SIEMPRE COMPASIVOS Y MISERICORDIOSOS”

Arzobispo celebra Santa Misa por el 81° Aniversario de Hospital en Paita, reza por los fallecidos y bendice Moderna Planta de Oxígeno

15 de septiembre de 2022 (Oficina de Prensa).- En medio de un clima de profunda emoción, y con ocasión de 81° Aniversario de creación del Hospital “Nuestra Señora de las Mercedes” en Paita, nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., celebró una Santa Misa de acción de gracias al Señor, en las instalaciones de este importante centro hospitalario, poniendo sobre el altar las súplicas e intenciones de todos los que conforman esta institución. La Eucaristía fue especialmente ofrecida por el eterno descanso de todos los fallecidos en este lugar a lo largo de pandemia. Concelebraron la Santa Misa el R.P. Pedro Chully Chunga y el R.P. Domingo García Hospital. Participaron también, los médicos, enfermeras, personal sanitario, administrativo y de servicios que laboran aquí, presididos por el Dr. Aldo Borreto Zeta, Director del Hospital. Al finalizar la Celebración Eucarística, y por especial pedido de los integrantes del hospital, Monseñor Eguren bendijo las instalaciones de la Moderna Planta Concentradora de Oxígeno que ahí se encuentra funcionando, la misma que permitió salvar una gran cantidad de vidas durante la pandemia.

Durante la Santa Misa, nuestro Arzobispo felicitó a todo el personal por este nuevo aniversario, y les agradeció la abnegada labor que vienen desempeñando. Dirigiendose a ellos les dijo: “Quiero agradecer la cordial invitación del Doctor Borrero, quien con gran tino y en nombre de todos ustedes, me pidió celebrar esta Santa Misa hoy, con ocasión de este importante aniversario institucional, para que podamos rogar no sólo por todo el personal que aquí labora, sino también por los enfermos que aquí se encuentran, y ofrecer la Eucaristía en sufragio de las almas de los cerca de 300 hermanos nuestros, fallecidos aquí, en los peores años de la pandemia. Como sabemos, la hospitalización del Covid-19 se caracterizó por la soledad, por la imposibilidad de tener al lado a los propios seres queridos, y en muchos casos de poder recibir los sacramentos, de confesarse, de estar acompañados. Las familias no pudieron tener la oportunidad de estar cerca de sus seres queridos, acompañándolos y posteriormente darles una apropiada despedida. Le pedimos a Dios, Padre de Misericordia, y a nuestra Madre de las Mercedes, que les den a estos hermanos nuestros la gracia de estar en el Cielo, y a sus acongojadas familias, el consuelo de la fe en el Resucitado y la oportunidad de despedirse adecuadamente de sus seres queridos. Pero también hacemos una acción de gracias a Dios por los más de 800 hermanos que gracias a los cuidados que recibieron aquí, lograron recuperar su salud y pudieron retornar al seno de sus familias y de sus trabajos”.

Que sus pacientes, sientan en ustedes la presencia de Cristo

“Ustedes queridos médicos y enfermeras, han sido, en el último aliento de muchos de sus pacientes, la única y la última voz amiga que los moribundos tuvieron cerca, y qué importante ha sido que, en ese momento, la voz y la presencia de ustedes, se haya convertido en la de Cristo. Como el Buen Samaritano de la Parábola de hoy, ustedes no han evadido su responsabilidad. Viendo la necesidad del hermano enfermo, lo han socorrido prodigándole su amor y atención, porque saben que la vida es sagrada y que ella pertenece sólo a Dios, y que por eso siempre debe ser acogida, protegida, respetada y servida desde que comienza con la concepción hasta su fin natural. En toda enfermedad, y más aún en estos momentos de pandemia, no se ha tratado sólo de curar sino también principalmente de cuidar y acompañar, puesto que en su fragilidad el enfermo no sólo experimenta que le falta la salud, sino que todo su ser se ve comprometido, espiritual, emocional y afectivamente. Por eso es tan importante que cuando ustedes atiendan a nuestros enfermos, vayan más allá del mero procedimiento terapéutico, y le hagan sentir al prójimo enfermo, junto con su compañía y amistad, la presencia del amor de Cristo que los ama, los consuela y los ayuda”. 

Frente al sufrimiento, que el corazón se mueva a compasión y a la misericordia

En otro momento y reflexionando en el mensaje del Evangelio, Monseñor Eguren dijo: “El Evangelio que hemos escuchado no puede ser más apropiado para esta ocasión. La parábola del Buen Samaritano constituye una lección magistral de Jesús, y una invitación del Señor a descubrir como nuestro prójimo a todo hombre necesitado de nuestro amor y misericordia, sin distinción alguna de raza, sexo, credo, nacionalidad o condición. En la parábola, Jesús describe la compasión del samaritano con finos detalles de calidez, dedicación y compromiso personal: Se le acercó, le vendó las heridas, le montó en su propia cabalgadura, lo llevó a una posada, cuidó de él, lo confió al posadero, con la promesa de volver y pagarle todos los posibles gastos extras. Se trata de una actitud preciosa de solidaridad. Queridos hijos, los animo a que la misericordia, compasión y solidaridad que muestran a los que padecen necesidad, sea así de fina y rica en detalles. Que frente al sufrimiento y a la necesidad de los demás nunca pasemos con indiferencia, sino más bien que nuestro corazón se mueva a la compasión, a la misericordia, al compromiso afectivo y efectivo con el sufrimiento del hermano, asumiendo el dolor y la necesidad del otro como propia. Como el del samaritano, que nuestro corazón esté siempre en sintonía con Dios”.

Encomienden su vocación a Santa María de las Mercedes

Finalmente, Nuestro Pastor destacó: “Ustedes son los santos de la puerta de al lado, como los ha llamado el Papa Francisco, porque desempeñan su labor con gran amor y abnegación, poniendo en riesgo sus propias vidas. Se han convertido en héroes de bata blanca y mártires de la medicina piurana, como es el caso de su compañero anestesiólogo fallecido aquí en el cumplimiento de su deber. Les abrazo espiritualmente a todos ustedes junto con sus enfermos y sus familias. Todos sabemos muy bien que no tiene precio lo que han realizado en estos tiempos de pandemia por todos nosotros. Personalmente les doy las gracias por tanta abnegación y sacrificio. Cada uno de ustedes está presente en mi corazón y oraciones. Los invito a abrazar con fe y amor a Cristo crucificado, para así llenarse de fuerza y esperanza, porque la fe nos libera del miedo y nos da la fortaleza que necesitamos. Cuando cada día comiencen su trabajo aquí, tengan la certeza de que nunca están solos, que Jesús, está siempre con ustedes, camina a su lado y nunca los abandona. El Señor, se identifica plenamente con vuestra misión, ya que Él mismo tuvo predilección por los enfermos, y a lo largo de su ministerio público dedicó muchas jornadas y horas en acogerlos, visitarlos y curarlos. Y junto con la ayuda del Señor cuentan con la maternal protección de Santa María. Ella sabe y conoce del dolor, nadie como Ella, experimento en su propio corazón, lo que es sufrir. Qué mejor que haber puesto este Hospital bajo su protección. Les quiero dejar esta tarea, todos los días cuando entren a trabajar aquí, piensen en que no están en un centro hospitalario más, sino en uno que está bajo la protección de Nuestra Señora de las Mercedes, por ello todos los días encomienden a Ella su vocación de servicio, pidiéndole que les permita siempre ver en sus pacientes a otros Cristos, atendiéndolos con mucho amor, según el máximo de sus capacidades y sus posibilidades”.