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QUE TU CONFIRMACIÓN TE LLEVE A AMAR Y SERVIR COMO SAN MARTÍN DE PORRES

Arzobispo presidió confirmación de 1,108 jóvenes en Tumbes

02 de noviembre de 2018 (Oficina de Prensa).- La mañana de hoy, día en que la Iglesia celebra la Solemnidad de nuestro querido Santo Peruano “Martín de Porres”, en una multitudinaria celebración realizada en la Plaza de Armas de Tumbes, nuestro Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., presidió la Santa Misa en la que recibieron la plenitud del Espíritu Santo 1,108 confirmandos, entre jóvenes, adultos, un grupo de hermanos discapacitados y algunas personas provenientes de las zonas rurales de todas las parroquias de Tumbes. La celebración eucarística fue concelebrada por todos los sacerdotes que realizan su labor pastoral en esta importante zona de nuestra Arquidiócesis. Participaron también en medio de un ambiente de fe, de oración y fraternidad, una gran multitud de fieles cristianos entre los que se encontraban los padrinos, catequistas, familiares y amigos de los confirmados.

Martín de Porres, ejemplo de santidad

Al iniciar su homilía nuestro Pastor destacó la figura de santidad de Fray Martín: “San Martín de Porres, supo hacer la síntesis entre el amor a Dios y al prójimo. Su vida y obra conservan aún todo su vigor y frescura, su ejemplar humildad y espíritu de servicio sigue siendo modelo de seguimiento cristiano, y seguro camino hacia aquella santidad que todos deseamos alcanzar. Martín nos recuerda que el amor a Dios y al prójimo son las dos caras de una misma moneda: el amor a Dios es el fundamento del amor al prójimo y el amor a los demás es el sello de la autenticidad del amor a Dios. Fray Martín comprendía que el amor de Dios se extiende al prójimo a través de compartir la vida, la fe y la esperanza; de hacer siempre el bien a los demás cada día de nuestra existencia. Es en el amor a los demás donde se hace patente nuestro amor a Dios, ese amor que ahora el Espíritu Santo derrama en su plenitud en el sacramento de la confirmación. Su vida de unión con Cristo se reflejaba en su inquebrantable espíritu de oración, su especial devoción al Sacramento de la Eucaristía, a la Virgen María y a Jesús crucificado. Siempre encontraba un espacio para huir de la compañía de los hombres y esconderse en los más secretos rincones del convento o de la iglesia para darse a la contemplación de lo divino. Así, se fue configurando cada vez más con Cristo. Ello le permitió no reservarse nada para sí, haciendo de su vida una entrega total a Dios y a los demás”.

Sirviendo desde el amor

“San Martín -continuó Monseñor Eguren- siguió con ardor y fidelidad los caminos del Señor. Él nos enseña a vivir la comunión con Dios. Tenía el corazón anclado en el Cielo, y vivía dando testimonio de amor a Dios y a los demás, manifestado en un servicio noble y generoso. No sólo auxiliaba a los hermanos de su comunidad, sino a todos los que necesitaban de su ayuda fuera del convento, sin distinción social, pero de manera especial a los más pobres y abandonados. Para San Martín de Porres, pobre era todo aquel que sufría, indistintamente de su condición social o económica, y como todos sufrimos todos estamos necesitados de amor. Él hizo de la caridad el eje central de su vida. En su corazón cabían todos, ricos, pobres, frágiles, enfermos, frailes y autoridades, los acogía y les brindaba su caridad. Sin duda su trabajo era un ejemplo del verdadero espíritu de la obra social cristiana: reconocer la dignidad de cada persona y atenderla de la misma manera como Jesús la atendería. San Martín nos enseña que debemos dar un buen servicio a los que nos rodean, en el momento que lo necesitan. Hagamos ese servicio por amor a Dios y viendo a Dios en las demás personas, especialmente en los más pobres y necesitados, los descartados, los extranjeros, como son hoy en día nuestros muy queridos hermanos venezolanos. Que, así como el Espíritu Santo impulsó a nuestro santo moreno a ser el Martín de la caridad y de la fraternidad, nos impulse a todos nosotros a lo mismo. Que tu confirmación te lleve a amar y servir como San Martín”.

El santo de la escoba y de la unidad

“San Martín también es conocido como el santo de la escoba, la cual usaba para las tareas ordinarias de limpieza del convento. Pero su escoba también simboliza la necesidad de barrer de nuestra vida, tanto personal como social, la inmundicia del pecado hoy expresada de tantas maneras como el egoísmo, la corrupción, la injusticia, la indiferencia, la inmoralidad, etc. Así como el Espíritu Santo le dio a San Martín la fuerza para barrer, pidámosle que nos la de también hoy para tener un corazón libre de pecado y trabajar para construir una sociedad limpia y digna para la persona humana. Pidámosle a Martín que nos ayude a ser cristianos íntegros e intachables. San Martín nos recuerda el inmenso poder de la humildad y el servicio. También es conocido aquel prodigio suyo de hacer comer de un mismo plato a perro, pericote y gato. Lleno del Espíritu Santo, Martín de Porres fue un artesano de comunión y reconciliación. Que en los actuales tiempos que vivimos Él nos enseñe a ser dóciles a la acción del Espíritu para que seamos también nosotros instrumentos de unidad y fraternidad en el Perú. Ya en los siglos XVI y XVII, San Martín constataba con dolor que la división y los enfrentamientos aquejaban a los peruanos, por eso rezaba intensamente a Jesús «¡Oh Señor mío!, cuándo comprenderán que son hermanos y deben amarse los unos a los otros». Que Martín con su vida de santidad nos ayude a barrer estos males y poder construir un Perú más justo y reconciliado. Acerquémonos a Él con confianza y pidámosle que nos ayude a buscar el bien común, que interceda por su patria el Perú y especialmente por nuestras regiones de Piura y Tumbes para que siempre reinen la paz, la concordia y el amor. Que como Él sepamos poner perdón, unidad y espíritu de comunión en el Perú de hoy”.

Sigamos acogiendo a nuestros hermanos venezolanos

Durante la celebración de la Santa Misa, nuestro Arzobispo también tuvo palabras de reconocimiento y felicitación a los sacerdotes, religiosas, agentes pastorales y fieles de la Vicaría de Tumbes por la forma como vienen acogiendo generosamente a nuestros hermanos migrantes venezolanos. Alentó a todos los tumbesinos a que tengan un corazón como el de San Martín de Porres, siempre dispuesto a acoger tanto al propio como al extraño, y los invitó a construir así una sociedad donde nadie se sienta extranjero. Cabe resaltar que entre otras muchas ayudas se viene asistiendo a nuestros hermanos venezolanos con pasajes para que puedan continuar su viaje, atenciones médicas, entrega de ropa y albergue donde puedan vivir temporalmente. Además, se vienen brindando 600 almuerzos diarios: 300 en el comedor de la Parroquia San Nicolás de Tolentino y 300 en el Centro Binacional de Atención Fronteriza (CEBAF). 

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