09 de junio de 2022 (Oficina de Prensa).- El día de hoy, celebramos la fiesta de Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, festividad que tiene sus orígenes en la celebración del sacerdocio de Cristo que se realiza en la Iglesia desde siempre. Nuestro Señor Jesucristo es el sacerdote de la Nueva Alianza que nos ha reconciliado con Dios y nos ha llamado a formar parte de su Iglesia, haciéndonos hijos del Padre. La celebración de la fiesta de Jesucristo, Sumo Sacerdote y Rey, debe ser contemplada, para todos los católicos, como un día intensamente sacerdotal. Un día para amar y adorar el sacerdocio de Jesucristo, que a su vez está aunado al sacerdocio de todos sus ministros, los sacerdotes. Hoy es un día para agradecer a Jesús habernos regalado este precioso don a toda la humanidad. Don, que cada día, en cada Iglesia del mundo, cada presbítero hace presente a Jesucristo, el Hijo de Dios altísimo, mediante la consagración del pan y el vino.
Demos gracias al Señor, por nuestros sacerdotes
Agradezcamos a Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote, por la entrega fiel y abnegada de nuestro Pastor, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, y de todos y cada uno de nuestros sacerdotes de Piura y Tumbes, quienes siempre han estado pendientes del Santo y Fiel pueblo de Dios, incluso en los momentos más difíciles, como durante la pandemia que aún nos aflige. Pero también agradezcámosles a ellos las oraciones que a diario elevan por la Iglesia y por la humanidad, agradezcámosles por las Misas que celebran y que sostienen la fe de tantos y que renuevan la esperanza del mundo entero; por los momentos en que no dudan de confesar a un penitente que se los pide o de bautizar y confirmar a alguien en peligro de muerte, o de salir a llevar el Viático y la Santa Unción a un moribundo o enfermo, sin importar el horario y la distancia. Gracias queridos sacerdotes porque no dejan de anunciar la Buena Nueva del Evangelio, con su palabra valiente y ejemplo de vida. Démosles gracias porque no dejan de socorrer a los pobres y a los más vulnerables, así como a todos nosotros ofreciéndonos atención y consejo espiritual, llevándonos la certeza que el Amor de Dios es fiel, que Él siempre está con nosotros y por eso nada debemos de temer. Que nuestros sacerdotes, en especial los de Piura y Tumbes, se sientan animados y sostenidos en su ministerio por el cariño y la oración de todos nosotros, que estamos llamados a mostrarles, de mil maneras, nuestra cercanía y amistad. Porque somos nosotros, los que no debemos dejar nunca de orar por nuestros sacerdotes, para que sigan siendo fieles y santos. Expresamos a nuestro Arzobispo y a todo el presbiterio de Piura y Tumbes, nuestra felicitación en este día y les reiteramos nuestro cariño, oraciones y gratitud, por expresar con sus vidas el Sacerdocio de Cristo. Que el Señor Jesús, Sumo y Eterno Sacerdote acreciente en ellos el deseo de entregarse en completa oblación al Padre.