ORACIÓN PATRIÓTICA CON OCASIÓN DEL LXXVI ANIVERSARIO DE LA INMOLACIÓN DEL CAP. FAP. JOSÉ ABELARDO QUIÑONES GONZÁLES

23 de julio de 2017 (Oficina de Prensa).- Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura, pronunció una oración patriótica durante la Santa Misa con ocasión del 76° Aniversario de la inmolación del Capitán FAP don José Abelardo Quiñones Gonzáles y Día de la Fuerza Aérea del Perú. La Eucaristía se celebró en la Basílica Catedral de nuestra ciudad y contó con la presencia del Comandante General del Ala Aérea N° 1, General FAP Moisés Antonio Barack Castro y el Comandante del Grupo Aéreo N° 7 Coronel FAP Víctor Manuel Muñoz Curto, acompañados de los oficiales, técnicos, suboficiales, personal de tropa y personal civil que forman parte de la Fuerza Aérea del Perú en Piura, así mismo estuvieron presentes las esposas de los oficiales quienes integran la Asociación de Damas de la Virgen de Loreto.

A continuación publicamos la oración patriótica completa de Monseñor Eguren:  

LXXVI ANIVERSARIO

DE LA INMOLACIÓN DEL

CAP. FAP. JOSÉ ABELARDO QUIÑONES GONZÁLES

Como todos los años, nos reunimos para rendir nuestro más sentido homenaje al Capitán FAP José Abelardo Quiñones Gonzales, Gran General del Aire, Héroe Nacional y patrono ínclito de nuestra Fuerza Aérea, quien hace 76 años nos dio una lección imperecedera de amor al Perú con su sacrificio en Quebrada Seca durante la Batalla de Zarumilla, realizada el día 23 de julio de 1941. Su acción heroica la decidió en un instante, pero su memoria es entre todos los peruanos eterna. Envuelto en llamas de amor por el Perú, voló al más importante de los viajes: al de la gloria eterna.  

Su vida constituye para todos los peruanos, pero especialmente para las generaciones de jóvenes de nuestra Patria, una fuente de inspiración permanente, ya que con apenas 27 años nos dio la prueba más grande que peruano alguno puede dar: ofrendar su vida por el Perú, porque como afirma el Señor Jesús, “nadie tiene amor más grande que aquel que da la vida por sus amigos” (Jn 15, 13). Pero Quiñones es también de muchas otras maneras fuente de inspiración para nuestros jóvenes. Su personalidad es muy completa y acabada. Fue un hijo amoroso de sus padres, un alumno aplicado, un deportista destacado, un joven audaz siempre generoso en su entrega, un amigo leal que infundía ánimo en sus compañeros, una persona honrada con un buen sentido del humor, y un profesional cabal y disciplinado que tenía un alto sentido del deber y que sabía enfrentar la adversidad con dignidad, entereza y honor.

Por eso hoy les digo a los jóvenes de mi Patria que no entierren sus talentos, es decir los dones que Dios les ha regalado. Como Quiñones no tengan miedo de soñar cosas grandes para de esta manera honrar y encumbrar los colores de nuestra Bandera Nacional. Quiñones les enseña que la medida de la grandeza de la propia vida es la medida de la causa a la que servimos. Que esa medida sea siempre Dios y Patria.    

Apasionado desde su niñez por la aeronáutica y su anhelo de volar, Quiñones cumple su sueño e ingresa a la Escuela Central de Aviación “Jorge Chávez” en 1935, con el anhelo ardiente de convertirse en un piloto militar. Nada lo detendrá hasta alcanzar la meta propuesta. Quiñones demostró rápidamente sus innatas cualidades para el pilotaje cuando con un poco más de cuatro horas de instrucción logró volar “solo”, record nunca antes igualado y que es el inicio de su extraordinaria carrera de aviador militar que lo llevaría a ser un experto en acrobacia aérea y tal vez por esa época el único que realizó un looping invertido y tres toneles verticales en un avión Caproni Ca. 113. En su graduación recibirá “la Pulsera y el “Ala de Oro” como reconocimiento a ser el mejor piloto de la especialidad de caza y realizará su famoso vuelo invertido a menos de un metro del suelo ante el asombro de todos.

Pero Quiñones no sólo fue un eximio piloto y un brillante militar. Fue sobre todo una persona de altos valores espirituales y capacidades personales muy especiales, y por eso su vida nos deja a todos pero especialmente a los integrantes de la Fuerza Aérea del Perú, un legado de honor y gloria, un ejemplo de persona y de militar.

Con una inteligencia brillante que le permitía tomar decisiones rápidas y precisas ante retos y desafíos imprevistos, con una gran actitud para medir el peligro, poseedor de una naturaleza estable, madura y realista donde no dejaba que las emociones lo afectaran, y con una personalidad carismática donde los valores de la perseverancia, el liderazgo, la lealtad, la amistad, la honradez, la confianza en sí mismo y los demás, el amor a la Patria y a su Institución destacaban, Quiñones llegó a ser el mejor piloto de caza en la historia de nuestra Fuerza Aérea, que en los tiempos de nuestro Héroe se denominaba Cuerpo Aeronáutico del Perú, y llegó a constituirse en modelo perenne de todo lo que un miembro de nuestra querida Fuerza Aérea puede ser y debe de llegar a ser.  

Queridos amigos y amigas de la Fuerza Aérea del Perú: la heroicidad no se improvisa sino que se va construyendo día a día como en la vida de nuestro Héroe. De otro lado nunca hay olvidar que Quiñones provenía de un hogar católico, donde aprendió a profesar su fe. Siendo creyente y practicante de los valores cristianos, éstos sin lugar a dudas purificaron y elevaron sus cualidades y virtudes humanas, haciendo de él, el Héroe que hoy con su ejemplo de vida nos cautiva y fascina.

Siempre se los he dicho y no me cansaré de repetírselos: una vida cristiana sincera y auténtica los hará mejores aviadores y por tanto más capaces de servir al Perú y a sus altos intereses con nobleza y generosidad.

Llegado a este momento de mis reflexiones, quiero rendir homenaje a la Ala Aérea N° 1 de la Fuerza Aérea del Perú, compuesta por el Grupo N° 6 de Chiclayo, el Grupo N° 7 de Piura, el Grupo N° 11 de Talara y el Destacamento de Tumbes, por su excelente y profesional participación en las acciones de emergencia con ocasión del reciente Fenómeno del Niño Costero. De manera especial mi sincera felicitación al Grupo N° 7, que además acaba de cumplir 75 años de creación y de impecable trayectoria al servicio de Piura y del Perú.

Tres palabras y frases trascendentales pronunció nuestro Héroe a lo largo de su vida como aviador: La primera: ¡Presente!, palabra que pronunciara de pie y con voz enérgica en la Escuela de Aviación un día que un profesor señalaba que la Fuerza Aérea del Perú carecía de un Héroe Nacional. La segunda: ¡El aviador llegado el momento debe ir hasta el sacrificio!  Y finalmente: ¡Todo ser humano tiene en su camino el pedestal del héroe. El mérito consiste en, llegado el momento, tener el valor de subir en él!

Considero que es mi deber decirles a los miembros de Ala Aérea N° 1 que han sabido honrar con su entrega cada una de ellas.  

¡Presente! Porque, cuando la desgracia se abatió sobre nosotros, con nobleza y generosidad cumplieron cabalmente con su misión. No arrugaron ni un solo instante, sino más bien y a pesar de sus limitaciones, dieron la cara y libraron el buen combate contra un enemigo impredecible y devastador como son las lluvias y las inundaciones. 

¡Sacrificio!  Porque oficiales, técnicos, personal subalterno, de tropa, personal civil, e incluso sus esposas, como una sola fuerza, trabajaron con convicción y abnegación, mañana tarde y noche, sábados, domingos y feriados, en misiones de evacuación aeromédica, traslado de personas, acopio y distribución de ayuda humanitaria y delicadas labores de rescate, según el máximo de sus capacidades y posibilidades.  

¡Heroicidad y Valor! Porque como Quiñones supieron en cada acción que les tocó desempeñar reconocer el momento que la Providencia les ponía por delante para subirse al pedestal de la heroicidad cotidiana y desde ahí lanzarse a servir y amar al prójimo, especialmente a los más pobres y humildes con un corazón envuelto en llamaradas de caridad. La heroicidad es un modo de comportamiento que lleva a una persona a hacer proezas, hazañas, grandes gestas y acciones con espíritu épico, y ustedes supieron ser héroes haciendo del cumplimiento de sus deberes para con el Perú y los piuranos una fuente de esperanza, que en los momentos más difíciles nos elevó el espíritu y nos hizo ver con confianza el futuro.

En mis visitas al Grupo Aéreo N° 7 y en los seis vuelos de apoyo que generosamente la Fuerza Aérea concedió al Arzobispado de Piura para llevar ayuda a los lugares más alejados, aislados y necesitados de nuestra Región, pude constatar que al apellido “Quiñones” hoy se le añaden muchos más, entre ellos: Barack, Gutiérrez, Muñoz, Echegaray, Estrada, Orozco, Casas, Lindo, Silva, Schenone, Gamarra, Chambi, Villanueva, Egoavil, y Pérez, por citar a algunos excelentes oficiales, técnicos y personal subalterno que pude conocer y de cuya amistad hoy gozo. Nuestro Héroe en la gloría puede sentir la satisfacción de ver que su sacrificio no fue en vano, sino que más bien su ejemplo ha caído en terreno fértil y dado abundante fruto, el ciento por uno, al decir evangélico.

Si hay alguna lección maravillosa que ha surgido de las aguas y del barro ha sido sin lugar a dudas la de la unidad de los peruanos y de los piuranos. Por ello quiero concluir estas palabras con unas que pronunció el Coronel FAP Ramiro Lanao Márquez, durante la ceremonia de inauguración del Monumento al Héroe en su ciudad natal de Chiclayo: “Tengo la sensación que de su mirada altiva, guerrera y vencedora surge un hálito de vuelta a la vida para decirnos que de la férrea unidad de los peruanos convocados en su nombre, cual bólido encendido como fue el suyo, sólo puede esperarse el triunfo y la victoria final de nuestra Patria…Legendario Capitán Quiñones. Frente a ti, todos unidos al conjunto de tu heroísmo, valentía y arrojo, renovamos el juramento de luchar y defender a nuestro amado Perú hasta entregar la última gota de nuestra sangre, tal como nos lo enseñaste al pie del altar de la Patria que levantaste en el campo de batalla el 23 de julio de 1941”.

¡Honor y gloria al Capitán FAP José Abelardo Quiñones!

¡Honor y gloria a la Fuerza Aérea del Perú!

¡Honor y gloria a nuestra Patria: el Perú!

 

San Miguel de Piura, 23 de julio de 2017.
Día de la Aviación del Perú