Cáritas Piura llevó ayuda a las familias de Pedregal Chico
21 de abril de 2017 (Oficina de Prensa).- Con estas apremiantes palabras los pobladores de “Pedregal Chico” se dirigieron a Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura y a los voluntarios de Caritas, que esta mañana llevaron ayuda alimentaria y de aseo personal a las casi 300 familias que habitan en este centro poblado del Bajo Piura, que fue duramente golpeado por los desbordes del Río Piura del día lunes 27 de marzo y sábado 01 de abril. Fueron aproximadamente 3 toneladas de víveres los que se entregaron gracias a los donativos de la Vicaría de la Caridad de Lima, Interbank, Cáritas del Perú y Cáritas Piura.
El encuentro tuvo lugar en el local comunal “Carlos Flores Zapata” de la Municipalidad del Centro Poblado de Villa de Montecastillo, hasta donde Monseñor Eguren llegó acompañado por el Ing. Carlos Zapata Crisanto, Secretario Adjunto de Cáritas Piura y Tumbes, la Srta. Alcira Santos Cárcamo, coordinadora de Cáritas en el Bajo Piura, así como por los voluntarios de nuestra Cáritas Arquidiocesana, quienes trasladaron la ayuda en un camión y la entregaron a las familias en paquetes familiares de alimentos junto con los kits de aseo personal y repelentes. Estuvieron también presentes el Sr. Feliciano Chero Flores, Teniente Gobernador de Pedregal Chico así como el Sr. Carlos Chero Vílchez, Agente Municipal del lugar.
La historia de un desastre
El Sr. Feliciano Chero relató la terrible experiencia que les tocó vivir a las familias de su centro poblado quienes el pasado lunes 27 de marzo sufrieron en carne propia la desgracia tras el desborde el Rio Piura. Esta es la primera vez en la historia de Pedregal Chico que se han visto tan afectados por la salida de las aguas del río. Narró que los varones jóvenes y adultos de la zona trabajaron arduamente durante toda la madrugada tratando de reforzar el dique que a duras penas contenía la fuerte crecida. Lamentablemente a las 6:40 de la mañana el dique se destruyó y las aguas del río ingresaron arrasando las viviendas, talleres, calles, plazas, ranchos y campos de cultivo, inundando por completo todo el centro poblado y alcanzando un nivel de 1.50 metros. Los pobladores para salvar sus vidas tuvieron que dejar todo atrás y salir huyendo con lo que llevaban puesto, logrando poner a buen recaudo a las mujeres, los ancianos y niños. Indicó que a pesar de todo,
providencialmente esto ocurrió en pleno día ya que de haber sucedido por la noche, definitivamente ahora habría víctimas mortales que lamentar. Sin embargo este desborde no ha sido lo más dramático que han tenido que soportar estos hermanos del Bajo Piura, sino más bien lo ocurrido el sábado 01 de abril. En esta segunda ocasión las aguas del Río Piura vuelven a ingresar con mayor fuerza al centro poblado dejándolo prácticamente sepultado bajo una gruesa capa de lodo y tierra, derrumbando el 80% de las viviendas y acabando con la totalidad de los sembríos de arroz y algodón. Hoy tras 15 días de constante labor apoyados por 5 motobombas, los cerca
de 1800 habitantes de este centro poblado, dedicado principalmente a la agricultura y la artesanía, pasan el día a día albergados en improvisadas e incómodas carpas, sin servicios básicos, conviviendo con la enfermedad y la miseria. Ellos sólo piden que no nos olvidemos de su situación y que les ayudemos a que puedan recuperarse. Son personas de profunda fe y a pesar de todo lo que han sufrido no han perdido la esperanza ni los deseos de salir adelante, ya que están seguros que con la ayuda del amor del Señor, sus ganas de trabajar, y nuestra ayuda podrán volver a ver a su pueblo mejor que antes.
Un singular pedido: Queremos biblias
Muy emotivo fue el momento en que haciéndose realidad lo que Cristo dice en el Evangelio de que: «No sólo de pan vive el hombre, sino de toda palabra que sale de la boca de Dios» (Mt 4, 4), un grupo de pobladores damnificados de este centro poblado se acercó a nuestro pastor para pedirle que les consiga algunas Biblias, porque las que tenían las habían perdido en la inundación.
Contaron que la Palabra de Dios es esencial para ellos y para la continuidad de sus programas de catequesis en familia y catequesis permanente que tienen implementados en su centro poblado. Monseñor muy emocionado por este pedido resaltó la profunda fe cristiana y católica del poblador del Bajo Piura y se comprometió a hacer todos los esfuerzos por conseguirles las Biblias, quedando gratamente sorprendido de que en medio de tanta necesidad material de los habitantes de la zona, estos tengan también como prioridad el alimento espiritual que da la Palabra de Dios. Asimismo les aseguró que el amor de Dios no los abandona ni se olvida de ellos y que tampoco lo harán él ni sus demás hermanos en la fe.
¡Tú también puedes ayudar!
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