«LA NAVIDAD ES LA ALEGRE NOTICIA QUE DIOS NOS AMA»

Arzobispo celebra Santa Misa de Nochebuena y de Navidad

24 de diciembre de 2022 (Oficina de Prensa).- Nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., celebró la Misa de Nochebuena en la Basílica Catedral de nuestra ciudad, donde los fieles piuranos participaron de la Eucaristía, en medio de un clima de profunda alegría navideña y de espíritu de adoración. Al inicio de la Santa Misa, Monseñor Eguren descubrió e incienso la imagen del Niño Jesús, colocada delante del altar, y al final de la Eucaristía llevó en procesión al Niño para colocarlo en el hermoso pesebre que se ha preparado al interior del templo catedralicio, donde oró y pidió para que el don de la paz que nos trae el Divino Niño de Belén, sea acogido por cada persona en su corazón, por las familias, y por toda la sociedad. 

La alegre noticia de la Navidad

Al iniciar su homilía, Monseñor Eguren afirmó que: “La Navidad es la alegre noticia que Dios nos ama. Él ama tanto al hombre que por nosotros viene a la tierra y nace de María, la Virgen, en Belén de Judá. Dios nos ama tanto que viene al mundo para salvarnos, para acompañarnos, y así ser nuestro camino de felicidad y fuente de vida verdadera y eterna. En esta noche santa somos invitados a descubrirnos amados por Dios en Jesucristo su único Hijo. No hay por tanto lugar para la tristeza a pesar de los problemas y dificultades que podamos tener. El sabernos amados por el Señor llena nuestra vida de confianza, seguridad y consuelo, llena nuestra vida de esperanza. El Señor viene a nosotros esta Navidad trayéndonos la verdadera alegría que vence todas las tristezas y dolores del mundo. Aquella alegría que llena la vida de felicidad y que el mundo es incapaz de darnos».

En Navidad adoremos en Familia al Niño en el pesebre

Nuestro Pastor destacó también que: «En estos días de Navidad y por más humilde que sea nuestro hogar, no faltará en él un pesebre. Que, a la luz de las imágenes de la Sagrada Familia de Nazaret, que representan el Nacimiento de nuestro Reconciliador, cada familia se redescubra y se vea como una institución querida por Dios dentro de su designio divino, llamada a ser una íntima comunión de vida y de amor conyugal, fundada sobre el matrimonio entre un varón y una mujer, que tiene como don más precioso a los hijos, y como misión su educación humana y cristiana. Animo a todos en este día de Navidad a que nos acerquemos a los pesebres que hemos puesto en nuestros hogares y adoremos en familia el misterio de Dios que se hace Emmanuel, es decir Dios-con-nosotros. Que el Señor nos conceda la gracia del asombro ante el misterio de su Nacimiento, para así acercarnos a Él, y en Él acercarnos con amor y compasión entre nosotros. En esta noche santa yace en el pesebre Aquel que es el verdadero pan que ha bajado del cielo; yace el verdadero alimento que cada uno de nosotros necesita comer para tener vida verdadera y eterna. Y lo hermoso queridos hermanos, es que en cada Misa el altar se convierte en una mesa, en un pesebre, a la que somos invitados para recibir el Pan de Vida que es Jesús».

La Navidad y la Paz en el Perú

Nuestro Arzobispo nos animó a que pidamos al Niño Jesús, nos brinde el don de la paz para nuestro querido Perú: «Queridos hermanos, dejemos que la gloria de Dios que cantan los ángeles en este día santo nos envuelva y llene nuestros corazones de gozo y de confianza. De nuestra parte sólo hace falta una cosa para que nuestras vidas y el mundo se transformen: Acoger con fe y amor al Niño que duerme esta noche en el regazo de su Madre, Santa María. Que el Niño-Luz nacido en Belén, introduzca en el mundo dominado por las tinieblas el don de la paz y la gracia, el reino de la Verdad y el Amor que todo lo hace nuevo. La paz es el gran don de la Navidad. La fe nos dice que la paz es posible en la medida en que acojamos al Señor Jesús que viene. Tengamos el atrevimiento que nos da la fe, de pedir hoy al Niño Jesús, el Príncipe de la Paz, que en el Perú se destierre toda forma de violencia. Nuestro país, necesita urgentemente de la Paz de Cristo, y ésta sólo puede encontrarse donde haya hombres dispuestos a apartarse del pecado. El Niño Dios que es tan amoroso y condecenciente con nosotros, no nos negará nada y nos dará más de lo que con humildad le pedimos».

Finalmente, Monseñor Eguren nos dijo: «Que Santa María y San José, nos ayuden en Navidad a vivir el misterio de Dios que nace, y sobre todo, nos eduquen en la adoración y en la acogida por la fe del Niño Jesús.  A todos les deseo una muy Santa y Feliz Navidad, y un Año Nuevo lleno de paz, prosperidad y libertad».