LA CARIDAD MATA AL PECADO

Arzobispo celebra Santa Misa en la Fiesta de San Juan de Dios

10 de marzo de 2020 (Oficina de Prensa).- Ante una gran cantidad de fieles congregados en la Basílica Catedral de nuestra ciudad, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., Arzobispo Metropolitano de Piura celebró la Santa Misa que se ofreció en acción de gracias por los 45 años de labor solidaria y de caridad de la Orden Hospitalaria de San Juan de Dios en nuestra ciudad. En la Eucaristía, que fue concelebrada por el R.P. Wenceslao Echevarría Izarra S.D.B., estuvieron presentes el Hermano Benigno Chahuillco Allahua, Director del Hogar Clínica y del Complejo Sanitario San Juan de Dios en Piura y Superior de la Comunidad de Hermanos Hospitalarios en nuestra ciudad. Participaron también la Hermana María Elena Torres Quispe, Superiora de la Congregación de las Hermanas Mercedarias de la Caridad en Piura, las damas voluntarias, los médicos, enfermeras, terapistas, técnicos, personal administrativo y de servicios, jóvenes colaboradores, bienhechores, pacientes y familiares de pacientes del Hogar Clínica y del Complejo Sanitario San Juan de Dios en nuestra ciudad.

En su homilía, nuestro Pastor felicitó a todos los miembros de esta importante obra por el 45 aniversario de su presencia en Piura, y les agradeció por el esforzado trabajo que realizan en beneficio de miles de hermanos nuestros con habilidades especiales que a diario se atienden en el Hogar Clínica: “Quisiera agradecer a la Orden de San Juan de Dios por estos cuarenta y cinco años de ininterrumpida e infatigable labor en medio de nosotros. Siguiendo el ejemplo de vuestro santo fundador, cuya fiesta hoy recordamos, a lo largo de este tiempo se han entregado con verdadero amor cristiano, con hospitalidad, calidad, respeto y espiritualidad a atender a nuestros niños con habilidades especiales y a nuestros enfermos mentales. Que San Juan de Dios nos ayude a ser santos en el amor fraterno, que nos ayude a alcanzar un gran amor especialmente por los enfermos y los pobres. Pidámosle que bendiga su obra y de manera particular la presencia y el trabajo que los hermanos hospitalarios realizan aquí en Piura”.

En otro momento, Monseñor Eguren destacó el ejemplo de santidad que nos ha dejado este gran santo: “La vida de San Juan de Dios, es una inspiración para vivir nuestra vida cristiana. A pesar de provenir de una familia pobre, es la piedad que se vivía ahí, la semilla que marcó posteriormente su santidad. Durante el tiempo que fue soldado, se hizo fuerte, resistente y sufrido, hasta que una negligencia cometida casi lo lleva a morir ahorcado, sin embargo su gran devoción a la Santísima Virgen, a quien se encomendó, logró que le perdonaran la vida. Tras dejar el ejército va a Granada, donde tiene una experiencia de encuentro con el Niño Jesús quien se le aparece muy pobre y necesitado y quien Juan ayuda bondadosamente. Tras escuchar a San Juan de Ávila, toma conciencia de su profunda vida de pecado y de la necesidad que tiene de una conversión intensa. Aquí hay una gran enseñanza que nos deja San Juan de Dios: no cometamos el error de pensar que estamos del todo convertidos, ni creamos que somos buenos cristianos, ni nos conformemos con lo que ya hacemos en nuestra vida de oración, de penitencia, de caridad, sino que como San Juan de Dios tengamos una experiencia espiritual más profunda que nos lleve con toda humildad a reconocer que aún queda mucho en nuestra vida por reparar y que nuestro corazón puede y debe convertirse más”.

“San Juan de Dios -continuó nuestro Arzobispo- comprende que debía alcanzar la santidad y por ello se propuso una vida de fuertes penitencias que lo llevaron incluso a ser encerrado injustamente en un manicomio. Todos los maltratos que recibió, los ofrecía como penitencia a Dios por sus pecados. Esto le sirvió de experiencia para darse cuenta que a los pobres y enfermos había que tratarlos con amor y ternura, que había que curar primero el alma para luego curar el cuerpo. Tras salir del manicomio, decide seguir el consejo de San Juan de Ávila y dedica su vida y sus energías a ayudar a los enfermos y a los más miserables por amor al Señor Jesús, a quien ellos representan. «¡Haced el bien hermanos, para vuestro bien!», es la conocida frase sobre la que San Juan de Dios funda su obra. Él también decía: «¡Así como el agua mata al fuego, así la caridad al pecado!». Por ello, esta hermosa obra que fundó, lo convirtió en un verdadero héroe de la caridad. Queridos hermanos, que ésta sea también para nosotros la gran tarea de nuestras vidas, ayudemos siempre a los más pobres, los enfermos, los desamparados, los ancianos y los huérfanos. Que ellos sean para nosotros Cristo mismo, porque llevan sobre sus cuerpos las llagas de su pasión. Atendámoslos con especial cariño y refugiémonos cada vez más en la oración, porque sin el contacto con Dios es imposible amar auténticamente. No olvidemos que en el atardecer de nuestras vidas, de una sola cosa seremos examinados: de amor. El cielo nos lo ganaremos por cuánto amor hemos expresado en nombre de Dios a los demás. En esta Cuaresma, le pedimos a San Juan de Dios que nos alcance del Señor un gran amor hacia los enfermos y los pobres. Que cada uno de nosotros pueda ser como el santo de Granada, la caricia del amor de Dios ahí donde hay sufrimiento y necesidad”.