70 familias damnificadas agradecen por sus nuevas viviendas
20 de julio de 2018 (Oficina de Prensa).- El fin de semana pasado, en el Caserío Pedregal Chico del Bajo Piura, 70 familias damnificadas que lo perdieron todo tras el desborde del Río en marzo del 2017 recibieron igual número de nuevas viviendas como parte del Proyecto del mismo nombre que ha venido trabajando el Arzobispado de Piura y nuestra Cáritas Arquidiocesana gracias a la ayuda brindada por el Gobierno de la Provincia Autónoma de Trento y de las Misiones Franciscanas de esa ciudad.
SALUDOS DESDE TRENTO – ITALIA
La ceremonia de inauguración tuvo varios momentos muy especiales y emotivos. Uno de ellos fue cuando Monseñor Adriano Tomasi O.F.M., Obispo Auxiliar de Lima, dio lectura al saludo que envió la Sra. Fiorella Weiss, Secretaria Ejecutiva de la Asociación Misiones Franciscanas de Trento de parte de los benefactores de este proyecto: “Les envío un saludo a nombre de la Asociación Misiones Franciscanas de Trento y del Servicio para las Actividades Internacionales de la Provincia Autónoma de Trento que ha financiado el proyecto para la construcción de casas saludables a favor de los damnificados por el Niño Costero de inicios del año 2017. Me alegra mucho que Monseñor Adriano Tomasi, Obispo Auxiliar de Lima y nativo de Trento, pueda participar de la inauguración, bendición y entrega de las nuevas casas. Él en esta oportunidad representa a toda la comunidad trentina. Les felicito a todos ustedes por el gran trabajo realizado en tan corto tiempo, y les deseo que esta experiencia de gran sufrimiento pero también de resurrección, haga más fuerte el espíritu comunitario de colaboración y de esperanza en un futuro mejor. Que el Señor les bendiga a todos y les done su paz”.
CONMOVEDORES TESTIMONIOS
Entre las diversas muestras y gestos de agradecimiento de los pobladores de Pedregal Chico por la ayuda recibida queremos mencionar el caso de un niño de 10 años y miembro de una de las 70 familias beneficiadas. El niño Jhordan le hizo entrega a Monseñor Tomasi de una muy emotiva carta en la que le relataba que él junto a su hermanito Leonard, su mamá Marina y su papá David “estamos muy contentos por la casita que nos has hecho y que está muy bonita. Antes teníamos una casa de esteras rodeada de sacos. Cuando el río se salió derrumbó nuestra casita, llevándose todas nuestras cosas. Ahora tenemos una casita muy bonita con piso para jugar y ya no tenemos mucho frío. Estamos muy contentos. Gracias padrecito. Nunca te olvides de nosotros”.
Otro importante gesto de fraternidad con los damnificados de Pedregal Chico fue el de los pobladores del Caserío vecino de Monte Castillo quienes desde el inicio de la emergencia manifestaron su gran espíritu de colaboración al recibir y cobijar a las familias y pobladores que lo habían perdido todo. Pasada la emergencia continuaron estrechando esos lazos de amistad, contribuyendo con su apoyo en la construcción de las viviendas de este proyecto. La solidaridad demostrada por los pobladores de esta zona ha puesto en evidencia una vez más la altísima calidad humana de los hombres y mujeres del Bajo Piura, quienes en los momentos más difíciles se han mantenido unidos, agradecidos a Dios por la protección que les brinda y nunca se dejaron robar la esperanza ni la alegría de vivir.
Como dijo el día de la inauguración nuestro Arzobispo Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V.: “Son estas buenas noticias las que deben llenarnos de esperanza. Aunque ahora pareciera que todo son malas noticias, esto no es así. La historia de Pedregal Chico es una extraordinaria noticia que nos demuestra que nuestro país es más que sus problemas y que tiene un futuro enorme de posibilidades delante de sí”.