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“EL SEGUIMIENTO DE JESUCRISTO EN EL DESEMPEÑO PEDAGÓGICO”

Arzobispo inaugura Curso de Capacitación Doctrinal, Espiritual y Técnico Pedagógico en Piura

02 de marzo de 2023 (Oficina de Prensa).- Del 20 de febrero al 01 de julio del presente año, la Oficina Diocesana de Educación Católica de Piura (ODEC – Piura), viene realizando un nuevo Curso de Capacitación Doctrinal, Espiritual y Técnico Pedagógico, que bajo el lema “El seguimiento de Jesucristo en el desempeño pedagógico”, busca mantener actualizados a los docentes de educación religiosa en nuestra Arquidiócesis. La actividad se inauguró en los ambientes de la Parroquia “Santísimo Sacramento” de nuestra ciudad, y contó con la asistencia de más de 200 docentes de educación religiosa de los niveles de primaria y secundaria, pertenecientes a los colegios públicos y privados de nuestra Región. Nuestro Arzobispo Metropolitano Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., tuvo a su cargo la inauguración de este importante curso de capacitación, cuya primera etapa presencial ha estado abocada a fortalecer la preparación doctrinal de los docentes y será complementada con una etapa de formación a distancia, que se extenderá hasta el mes de julio próximo, y en la que se ahondará en temas doctrinales, espirituales y técnico pedagógicos.

A su llegada, Monseñor Eguren fue recibido por la Mg. Carmen Liliana Álvarez Espinoza, Directora de la ODEC – Piura. Durante su participación, dirigió unas palabras a los profesores y con ellos en torno a una selección de consejos tomados de los diversos mensajes y discursos que el Papa Francisco ha dado acerca de cómo ser un buen maestro de educación católica: “Queridos maestros, no olviden que la razón de ser de su vocación magisterial es el educar en la fe católica, es decir, mostrarles a sus alumnos la belleza de lo que significa ser cristiano. El curso de religión es la asignatura más importante de todas, porque es la única que responde a las preguntas fundamentales de la vida. La educación que nuestros niños y jóvenes reciben debe ser integral y por ello su labor de educar en la fe, implica una gran responsabilidad. La fe a la vez que ilumina la mente, transforma el corazón y nos vuelca decididos a la acción. En esto su misión educadora es complementaria a la misión de los padres de familia, que son los primeros responsables de la educación de sus hijos en lo humano y en lo cristiano. Son ellos quienes les confían a sus hijos. Por eso, tengan siempre al Señor Jesús como su modelo, busquen servir a sus alumnos y conducirlos a un encuentro vivo con Él, en quien la Verdad y el Amor se unen. Porque la Verdad sin el Amor es muy fría y el Amor sin la Verdad es ciego”.

“Con el Papa Francisco les pido -continuó nuestro Pastor- recuerden en todo momento que la enseñanza más importante de Jesús es la de Amar a Dios y amar al prójimo. Estas son las dos caras de una misma moneda. Y, ¿quién es el prójimo para un profesor? ¡El prójimo son sus alumnos! A ellos tienen que amarlos y ser en todo momento guía, dirección y respuesta a sus inquietudes. Pero sobre todo hay que amar con mayor intensidad a aquellos estudiantes que son los más rebeldes, los que aprenden menos, los más inquietos. Dedicarnos con mayor entusiasmo a quienes no quieren estudiar o para quienes es más difícil hacerlo, a los que se encuentran en condiciones de necesidad, a los discapacitados y a los extranjeros, que son para nosotros nuestros hermanos migrantes venezolanos. Todos ellos constituyen el gran desafío de la escuela. Por eso también es muy importante que un maestro rece constantemente, no solo por su misión, sino por sus alumnos. Den en todo momento un testimonio de vida y de esperanza cristiana a sus estudiantes. Sean personas maduras y equilibradas que actúen siempre con responsabilidad y seriedad. Que por su coherencia de vida se conviertan en un modelo a seguir para sus alumnos”.

“Finalmente les pido que no pierdan la ilusión por su vocación. Mantengan siempre viva esa pasión por el proceso de formación de la persona humana. Ustedes de algún modo se convierten en padres espirituales de sus alumnos, y en ese sentido, su vocación es hermosa, porque les permite ver crecer a aquellas personas que han sido confiadas a su cuidado. No pierdan esa capacidad de asombro al ver día a día el crecimiento de sus alumnos, tanto como personas y como cristianos. Que la escuela no se convierta únicamente en un centro de necesaria y adecuada instrucción, sino que sea un centro de relaciones humanas. La escuela debe ser siempre una comunidad de amor, donde no haya lugar para las envidias ni las ambiciones y mucho menos para el bullying. Enseñen a sus alumnos a que vivan la acogida, el servicio y la amistad. Nadie les pide que sean súper maestros, pero esfuércense en vencer el individualismo, compartan siempre su trabajo con sus demás colegas, intercambien ideas sobre su labor educativa, cultiven la amistad entre ustedes, y no tengan temor de pedir consejo cuando lo necesiten. Siguiendo todas estas inspiraciones trabajen siempre con ahínco, sea cual fuere la institución educativa donde el Señor les ha confiado enseñar”, concluyó nuestro Arzobispo.

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