Noticias

«CON CRISTO, DEMOS EL PASO A UN FUTURO MÁS JUSTO Y SEGURO»

Arzobispo celebra la Pascua en Piura, Castilla y Catacaos

09 de abril de 2023 (Oficina de prensa).- La noche de ayer, una gran cantidad de fieles abarrotaron la Catedral de Piura y con profundo gozo se dispusieron a celebrar la Solemne Vigilia Pascual, en la que conmemoramos la Resurrección de Cristo y su victoria sobre el pecado y la muerte. La celebración eucarística fue presidida por nuestro Arzobispo Monseñor José Antonio Eguren Anselmi, S.C.V., quien exhortó a los presentes a que “Con Cristo, demos el paso a un futuro más justo y seguro”. Monseñor Eguren bendijo el fuego nuevo en el atrio de la Catedral y tras el ingreso procesional con el cirio pascual y el canto del pregón pascual, presidió la Liturgia de la Palabra. Durante esta celebración un grupo de catecúmenos recibieron de manos de nuestro Pastor el Santo Bautismo y los demás sacramentos de la Iniciación Cristiana (Confirmación y Eucaristía). 

Testimoniar a Cristo con nuestra obras de caridad

Cabe resaltar que nuestro Arzobispo celebró la Misa de Pascua de Resurrección en la Parroquia «Nuestra Señora del Tránsito» de Castilla y en la Parroquia «San Juan Bautista» de Catacaos. Durante la homilía que pronunció en estas dos Parroquias, nuestro Pastor pidió a la gente que en esta hora testimoniemos a Cristo Resucitado con nuestras obras de caridad, porque es el amor de Jesús el que hoy vence al pecado y a la muerte. Asimismo, pidió a los fieles que intensifiquemos nuestra oración por el fin de las lluvias y le pidió al Señor Resucitado que, así como removió la pesada roca que cubría su sepulcro para que las santas mujeres pudieran ver la tumba vacía, remueva hoy el peso de la indiferencia y de la indolencia del Estado frente al sufrimiento de los piuranos.  

A continuación, les ofrecemos el texto completo de la homilía que pronunció nuestro Pastor:

DOMINGO DE PASCUA

“Con Cristo, demos el paso a un futuro más justo y seguro”

¡Feliz Pascua!

A pesar del dolor que nos aflige por las lluvias, tormentas, e inundaciones que venimos padeciendo, los invito a que nos digamos los unos a los otros, con verdadera alegría cristiana, “Feliz Pascua”. Sí, “Feliz Pascua”, porque verdaderamente ha resucitado el Señor Jesús. Sí, “Feliz Pascua”, porque su amor ha vencido al pecado y a la muerte, y de esta manera Cristo nos abre el camino a un futuro de vida y de esperanza para todos nosotros, especialmente para nuestras familias, comunidades, niños, jóvenes y ancianos damnificados. 

Queridos piuranos y tumbesinos: Gracias por su fe y testimonio de amor fraterno en esta Semana Santa. Gracias porque en estos momentos difíciles no han dudado del amor del Señor, y fieles al mandamiento nuevo que Él nos dejó (ver Jn 13, 34-35), siguen mostrando su fraternidad y solidaridad con los que más sufren. Gracias porque como Jesús, se han abrazado confiados a la cruz. Tengamos la seguridad que, si el Señor nos viene uniendo a una cruz como la suya, también nos unirá a una resurrección como la suya.

Nuestra fe cristiana es nuestra fortaleza y mayor tesoro

Piura y Tumbes han sido la “Puerta de la fe para el Perú”, son pueblos profundamente creyentes y cristianos. Nuestra fe es nuestra más grande fortaleza y nuestro mayor tesoro para construir un futuro más justo y seguro para nuestras familias, y especialmente para nuestros niños y jóvenes.

Las semanas y meses que tendremos por delante, serán decisivos. Por eso, dejemos que la experiencia de fe de esta Semana Santa, y en particular de este Domingo de Resurrección, se imprima hondamente en nuestros corazones, para que nuestras vidas irradien el misterio de la Resurrección del Señor Jesús, y los demás puedan verlo vivo en nosotros, sus discípulos.

Que nuestras palabras y acciones sean tan luminosas como lo es este día Santo en que Cristo resucita glorioso y nos abre las puertas de la vida. Que, con nuestras obras de verdad, justicia y misericordia, sigamos siendo testigos vivos de la Resurrección del Señor, y contribuyamos a forjar una Piura y un Tumbes donde se vivan las Bienaventuranzas del Reino (ver Mt 5, 3-12), y donde los pobres, los vulnerables y los descartados, sean los predilectos.

Con Cristo resucitado, demos el paso a un futuro más justo y seguro

Pascua significa “paso”, paso de la muerte a la vida. Por eso pidámosle a Cristo resucitado, que nos dé la valentía y la decisión suficientes para dar el gran paso que nuestros pueblos necesitan:

El paso de la desunión a la unidad; el paso de la corrupción que siempre trae dolor a los más pobres a la honestidad que siembra esperanza; el paso del interés mezquino y egoísta, al trabajo decidido y firme por el bien común; el paso de la queja y el pedido fácil al trabajo solidario y esforzado por el bien de la comunidad; el paso del palabreo y del juicio ligero al compromiso verdadero y a la búsqueda de soluciones reales y duraderas a nuestros problemas; el paso de la negligencia y la dejadez a la responsabilidad que nos conduzca a vivir en una cultura de la prevención; el paso de la improvisación a la realización eficiente y honesta de aquellos proyectos y obras definitivas que nos son absolutamente necesarias para nuestro desarrollo, seguridad y tranquilidad; el paso del afán de ser servido al servir; el paso del miedo y el desánimo a la confianza en el amor del Señor que nunca nos abandona. Que Santa María, nos ayude a comprender que el dolor es también fuente de vida y resurrección, y que Ella mantenga siempre vivo en nuestros corazones la fe y la esperanza que fructifican en el amor.

Homenaje a la mujer piurana y tumbesina.

Por los Santos Evangelios sabemos, que la Resurrección del Señor tuvo lugar después de su crucifixión, muerte y sepultura. La observancia del sábado judío terminaba a las seis de la tarde de ese día, por ello, “pasado el sábado, al alborear el primer día de la semana, María Magdalena y la otra María fueron a ver el sepulcro” (Mt 28, 1). ¡Cuándo no las mujeres! ¡Ellas son las primeras en ir a la tumba de su Señor!

Ellas, que con tanta devoción sirvieron a Jesús a lo largo de su ministerio público, y le permanecieron fieles al pie de la Cruz, son las que, impulsadas por su amor a Jesús, corren presurosas al sepulcro con las primeras luces del día.

En este ir raudas a ungir el cuerpo del Maestro, debemos ver reflejadas las virtudes propias del genio femenino: La receptividad, la disponibilidad, la ternura, la acogida, la capacidad de escucha, la intuición, la sensibilidad para comprender las situaciones, la actitud de hacerse cargo de los problemas de los demás, la disposición para brindar la propia ayuda, el valor, el saber arriesgar, la capacidad de sacrificio, entre otras.

Mi homenaje a la mujer piurana y tumbesina que, desde el primer momento de la emergencia, viene siendo la que pone todo de sí para proteger, defender, y ayudar a sus familias y comunidades.

Los acontecimientos del Día de Pascua

Son muchos los acontecimientos que suceden en este día de Pascua. Fue un día intenso, lleno de emociones, encuentros, y alegrías. Al peregrinar presuroso de las santas mujeres, sigue el asombro de ver que la piedra que cubría el sepulcro estaba corrida. En seguida sobreviene el anuncio grandioso del Ángel de vestidos de un blanco relumbrantes como la nieve: “No temáis…No está aquí: HA RESUCITADO como había dicho” (Mt 28, 3-6). 

Después, Pedro y Juan advertidos por las santas mujeres correrán a la tumba, y el discípulo amado al entrar en el sepulcro vacío verá y creerá (ver Jn 20, 8). Finalmente, más tarde, Jesús resucitado se aparecerá a los discípulos de Emaús, a los Once en el cenáculo de Jerusalén (ver Lc 24, 13-35), y se encontrará con María Magdalena (ver Jn 20, 11-18). Todo esto ocurrió el Día de Pascua. ¡Ocurre hoy día!  

¡Reina del Cielo, alégrate, aleluya!

¡Reina del Cielo, alégrate, aleluya! Esta es la hermosa oración mariana que la Iglesia le dirige hoy a la Madre, prolongando así en el tiempo el “Alégrate” que le dirigió el Ángel de la Anunciación (ver Lc 1, 28).

Sí, alégrate, porque todo valió la pena. Valió la pena el dejar tus seguridades y planes, el vivir en la dinámica de la alegría y del dolor; el vivir en la provisionalidad más absoluta, cuando te quedaste sola ante el tránsito de tu casto esposo San José, y la partida de tu amado Hijo Jesús al inicio de su ministerio público.

Sí, alégrate, porque valió la pena todo el sufrimiento de la Pasión, y las tres horas en que la espada del dolor profetizada por Simeón traspasó totalmente tu Inmaculado Corazón, desgarrándolo al pie de la Cruz.

Sí, alégrate, porque tu fe serena, tu esperanza invicta, y tu caridad encendida, se ven hoy recompensadas de alegría y júbilo espiritual, en el tierno abrazo y en el amoroso beso que te da tu Hijo Resucitado, porque fuiste Tú, la primera a quien Él se le apareció el Domingo de Pascua.

¡María de la Resurrección! Ayúdanos a tener la certeza que después de todo este sufrimiento que estamos viviendo hoy, vendrá el Día de la Vida y de la Resurrección para nuestros pueblos.

¡Amén! ¡Aleluya!

San Miguel de Piura, 09 de abril de 2023
Domingo de Pascua de la Resurrección del Señor

Puede descargar la Homilía de nuestro Arzobispo AQUÍ

Compartir: