Arzobispo rinde homenaje a sacerdote piurano que cumple 60 años al servicio de Dios y de la Iglesia
07 de diciembre de 2022 (Oficina de Prensa).- El Pbro. Dr. Eduardo Palacios More, Vicario Episcopal de Talara y Párroco de la Parroquia “La Inmaculada” – Iglesia Matriz de esta importante provincia norteña, ha cumplido recientemente 60 años de fructífera labor sacerdotal en nuestra Arquidiócesis. Por ese motivo y como signo de acción de gracias al Señor por su ministerio, celebró una Santa Misa en la que estuvo acompañado de sus hermanos sacerdotes de esta Vicaría Episcopal, así como de un gran número de familiares y amigos. Nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V., participó también de la Eucaristía, al final de la cual le hizo entrega al P. Eduardo de una hermosa casulla, finamente bordada, a nombre de todos los sacerdotes de Piura y Tumbes, como un reconocimiento a su loable labor sacerdotal. Finalmente, en el Auditorio Principal del Centro de Esparcimiento y Actividades del Club Petroperú, se llevó a cabo un almuerzo en el que se rindió homenaje al Padre Eduardo y se le hizo entrega de un reconocimiento a nombre de la Empresa y de los ciudadanos talareños, en agradecimiento a su servicio y cercanía.
Tu ejemplo y servicio es fuente de muchas vocaciones
Monseñor Eguren, dirigiéndose al P. Eduardo, le dijo: “Querido Padre Eduardo, el sacerdote nutre su fidelidad de la fidelidad de Cristo con quién ha sido configurado el día de su ordenación sacerdotal. Hoy celebramos con gozo 60 años de fructuoso ministerio sacerdotal que vienes viviendo. Recuerda que cuando somos ordenados sacerdotes, los somos para el tiempo y para la eternidad. Cuando estemos en el Cielo, seguiremos siendo sacerdotes y ejerceremos nuestro sacerdocio de una manera nueva e insospechada, porque el Cielo, como lo describe San Juan en el Libro del Apocalipsis, es permanente liturgia y en esa liturgia celestial también nosotros continuaremos por los siglos de los siglos realizando nuestro sacerdocio. Nunca olvides que María es Madre de los sacerdotes, por ello me llena de alegría la relación muy estrecha que tienes con Ella, estoy seguro que la Madre, siempre ha cuidado de ti, y te ayudará siempre para que puedas responderle a su Hijo con un Sí generoso, en cada circunstancia y momento de tu vida sacerdotal. Quiero expresarte en nombre de todos: de tus hermanos sacerdotes, de los fieles aquí reunidos, de todos los que han tenido la dicha de conocerte, y de los Obispos que me han precedido, un sincero ¡Gracias! por tu entrega, por tu fidelidad, y por tu abnegado trabajo sacerdotal en estas tierras. Todos estamos aquí hoy para acompañarte y darte las gracias. Estamos seguros que tu ejemplo y tu fidelidad de tantos años, serán fuente de muchas bendiciones para nuestra Arquidiócesis y para la Iglesia del Perú, pero sobre todo, origen de muchas vocaciones al sacerdocio, que tanto necesitamos aquí en Piura y Tumbes, en el País y en el mundo entero”.
Pudimos conversar con el Pbro Dr. Eduardo Palacios, quien tuvo la gentileza de respondernos algunas preguntas:
¿Padre Eduardo, qué reflexión le traen estos primeros 60 años de entregado servicio al Pueblo Santo y Fiel de Dios?
Siento una profunda gratitud a Dios por la salud mental, somática y espiritual plena, con la que premia cada día a este indigno siervo suyo. Hoy después de 60 años, miro hacia atrás y puedo decir que lo que empezó como un sentimiento en el seno de mi familia, se ha ido haciendo conciencia más plena. Como nos dice el Evangelio: «Jesús subió al monte y llamo a los que Él mismo quiso. Y vinieron junto a Él». Es pues claro que el Señor me llamó y desde ese primer instante, con su gracia y a pesar de que no soy digno, supe responder a su llamado, y lo sigo haciendo cada día. Creo que aquí está el gran secreto, saber escuchar en el corazón esa llamada de Jesús, y sin temor alguno responderle: «Aquí estoy Señor, para hacer tu voluntad». No se trata de querer escuchar la llamada, es Él quien nos busca, sin mérito de nuestra parte. Él no llama a aquellos a los que desean o gustan de cumplir esta misión, ni tampoco a aquellos que quieren hacerlo por su propia voluntad, sino que llama a aquellos que Él quiere.
¿Qué significa para usted ser sacerdote?
Como digo, responderle a Jesús que me llamo y hacer el servicio que Él me encarga. Este servicio no resulta de la propia voluntad, sino de saber escuchar y ser obediente. La voluntad de Jesús debe ser el centro de nuestra vida sacerdotal, debe ser discernimiento y plena determinación de cada acción que realicemos. Ésta es sin duda una primera característica del ministerio sacerdotal en la Iglesia. Es fundamental y de vital importancia, desde el punto de vista dogmático y espiritual, que la llamada de Él y la obediencia nuestra se renueven día a día. Nuestro ministerio se apoya entonces en la escucha vigilante que se pone a disposición del que llama, que es Jesús. Nuestro ministerio se apoya también en nuestra actitud de servicio. Se trata de aprender a posponer la propia voluntad respecto a la voluntad de Jesús, se trata de hacer nuestro el espíritu, no de ser servido, sino de servir, como Jesús nos enseñó antes de instituir la Eucaristía. Queridos hermanos sacerdotes, comparto con ustedes esta realidad. Si la misión del sacerdote consiste en testimoniar a Jesucristo ante los hombres, esto presupone conocerlo, vivir en intimidad con Él, encontrarnos en Él, saber estar junto a Él a cada instante de nuestra vida, ahí está el verdadero el lugar verdadero de la propia existencia. Si como sacerdotes estamos llamados a hablar de Él y darlo a conocer a los hombres, entonces es necesario acostumbrarnos a la intimidad con Él, a vivir cercanos a sus enseñanzas, a seguirlo, escucharlo, mirarlo y acostumbrarnos a gustar su modo de ser y de pensar. Hemos de ser otros Cristos participando de su sacerdocio.
¿Cual es el secreto para permanecer siempre fieles y seguir firmes en la fe?
La oración no se debe descuidar, la participación frecuente de la Santa Misa con devoción, el rezo del Santo Rosario. Es importante también la formación permanente. Pero tampoco hay que descuidar nuestra llamada a ser discípulos misioneros, permanentes evangelizadores. Recordemos que la Eucaristía, la liturgia cristiana por excelencia, no es un acto ritual en el que el sacerdote presenta a Dios una ofrenda de expiación, sino por el contrario, es la proclamación dotada de autoridad, por la Muerte y Resurrección del Señor, en la que nos unimos en un único cuerpo, que es la Iglesia. La tarea litúrgica del sacerdote y su tarea misionera no se contradicen, sino que se iluminan recíprocamente. El sacerdote y los fieles cristianos deben unirse y vivir en estado de permanente misión, más aún en este tiempo sinodal. Como sacerdotes nos hacemos mediadores entre Dios y la humanidad, el mundo necesita que le anunciemos a Jesucristo para que puedan conocerlo y vivir como Él pide. El pueblo tiene hambre de Dios, y somos nosotros los sacerdotes, los primeros misioneros, los que estamos llamados a llevar el pan de la Palabra y el pan de la Eucaristía a cada uno de los bautizados, para que todo aquel que aún no lo conoce, pueda hacerlo y salvarse.
Padre Eduardo: Gracias por tanto y perdón por tan poco
Durante la celebración, los miembros de la comunidad Parroquial, le manifestaron al P. Eduardo su cariño y cercanía, diciéndole: “En nombre de toda nuestra comunidad parroquial querido Padre Eduardo, queremos expresarte nuestro más profundo agradecimiento por toda la obra realizada en estas tierras. Agradecemos tu dedicación, la entrega que has tenido para con toda la Iglesia y en especial para con todos nosotros, los hijos que el Señor te ha confiado. Sabemos Padre Eduardo que el camino no ha sido fácil, y que entre altos y bajos, entre alegrías y tristezas, tú siempre te has mantenido fiel sosteniéndonos. Queremos agradecer a Dios en esta mañana bendita por el Pastor que nos ha entregado a lo largo de todos estos años. Gracias por mostrarnos esta fidelidad. Siempre has estado allí y no has dejado de sentir la inspiración del Espíritu Santo y la compañía de María para mantenerte fiel a tu comunidad. También queremos pedirte perdón, Padre Eduardo, perdónanos por todas las veces que hemos causado dolor a tu corazón. Gracias por todo tu ejemplo de amor y perseverancia. Gracias por tanto y perdón por tan poco”.
Reseña Biográfica
El Presbítero Doctor Eduardo Palacios More nació en Castilla el 17 de abril de 1937, es el primero de nueve hermanos y desde pequeño aprendió a amar a Dios. Sus padres son Humberto Palacios Mondragón y Dora Clorinda Morey León, fueron personas piadosas y orantes, enseñaron a sus hijos, a permanecer siempre unidos a Dios. A los 13 años de edad ingreso a estudiar al Seminario “Santo Domingo Savio” de Piura, posteriormente siguió estudios de filosofía en el Seminario Conciliar Santo Toribio de Mogrovejo. Estudió Teología en la Pontificia Universidad Gregoriana de Roma, como seminarista fue aceptado en el Pontificio Colegio Pío Latinoamericano de Roma de Villa Maffei – Roma, donde recibió su formación sacerdotal. Recibió la Ordenación Sacerdotal por la imposición de manos de Monseñor Arturo Vélez, Obispo de Jalapa en México, en la Basílica “Nuestra Señora de Guadalupe” (Roma). Luego estudio en la Academia Alfonsiana (Pontificia Universidad Lateranense de Roma) obteniendo su doctorado con la Tesis “La Conciencia en San Juan Gerónimo”.
En el año 1969 en retorno al Perú, entregando su servicio en la Basílica Catedral de Piura. Asimismo, sirvió a la comunidad del Asentamiento Humano Consuelo González de Velasco. En 1975 fue nombrado Párroco de Paita y Vicario Foráneo de esta zona, brindando sus servicios sacerdotales durante 21 años. En 1996 fue designado a Talara, desde los inicios de su servicio dinamizó su labor en la Parroquia La Inmaculada, gracias a su iniciativa empeño y empuje con el apoyo de la feligresía realizó las obras de remodelación del templo. Fundó la Casa del Buen Pastor donde se alberga los fines de semana desde hace 20 años a niños y ancianos ofreciéndoles desayunos y almuerzos con el apoyo de los grupos parroquiales. Gracias a su capacidad de gestión, integra la mesa de diálogo de Talara y es promotor del Patronato de la Santa Cruz que tiene como fin apoyar a jóvenes de escasos recursos económicos para el desarrollo de sus estudios superiores.
El Padre Eduardo ha mostrado constante interés en el desarrollo personal y social de las familias y de la comunidad y llevando la Palabra de Dios y evangelizando constantemente a todo nivel. Pero durante estos 60 años no solo se ha entregado el servicio sacerdotal ministerial, también es autor de reconocidas obras como “La Persona Humana como Integrum Humanum, Cuerpo y Alma, al servicio del Amor”, en el año 2010 escribió el “Comentario sobre la Carta Encíclica Deus Caritas Est (Dios es Amor: Sobre el amor cristiano)”, ha preparado un libro sobre “Antropología Filosófica sobre la Moral de la Persona Humana” y un estudio sobre “El Culto a los Santos y a las Imágenes Sagradas”. Ha sido profesor de la Universidad Nacional de Piura y del Seminario Arquidiocesano “San Juan María Vianney” en Piura.