Profesa a perpetuidad, la primera vocación tumbesina en el Carmelo de Piura
01 de julio de 2022 (Oficina de Prensa).- En el día en el que la Iglesia celebró la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo, Sor María Teresa del Amor Misericordioso de Jesús, profesó sus votos perpetuos en la Orden de las Carmelitas Descalzas, constituyéndose en la primera vocación tumbesina de votos perpetuos del Monasterio de “Santa Teresita del Niño Jesús” en Piura. La Santa Misa se celebró en la Basílica Catedral de nuestra ciudad, y fue presidida por nuestro Arzobispo Metropolitano, Monseñor José Antonio Eguren Anselmi S.C.V. Concelebraron la Eucaristía el R.P. José Eddy Sandoval Purizaca, párroco de la Parroquia San Miguel Arcángel – Catedral, el R.P. Álvaro Otero Gonzáles, Vicario Episcopal de Sullana, así como el R.P. Carlos Vargas Núñez, y el R.P. Marcio Ferreira de Abreu, Vicerrector y Director Espiritual, respectivamente, del Seminario Arquidiocesano “San Juan María Vianney” de nuestra ciudad.
Estuvieron acompañando a Sor María Teresa, en tan importante momento de su vida, sus hermanas carmelitas descalzas presididas por la Madre María Guadalupe del Niño Jesús, Priora del Monasterio de Piura. También llegaron especialmente para la ocasión, la Madre Elena Reina del Carmelo, Priora del “Monasterio de las Nazarenas” de Lima, la Madre María de Jesús, Priora del Monasterio “San José” de Cañete, la Madre Rosa de San Francisco de Borja, Priora del Monasterio “Santa Teresa” de Ayacucho, y la Madre Antonia del Espíritu Santo, Priora del Monasterio de “San José y Santa Teresita” de Cajamarca, sus familiares, y numerosos fieles y bienhechores de la Orden del Carmen.
Durante su homilía, nuestro Arzobispo dirigiéndose a la Hermana María Teresa, le dijo: “Querida María Teresa, tu profesión perpetua en la Orden del Carmen, se realiza en la Solemnidad de los Santos Apóstoles Pedro y Pablo. Vive tu vocación santamente, para ello tienes asegurada la intersección de todos los santos. Ama a la Iglesia y hazla amar, y que ese amor a la Iglesia te lleve a servirla como quiere ser servida, expresando ese amor principalmente en tu devoción, docilidad, y cariño por el Santo Padre, Vicario de Cristo, único Pastor universal. Que tu vida sea una heroica entrega al servicio sacrificado y humilde de la Iglesia. Nunca te olvides que si bien es un gran privilegio ser la primera vocación tumbesina que profesa perpetuamente en el monasterio carmelitano de Piura, es también una gran responsabilidad porque lo que tú seas serán las que vengan detrás de ti. Tu vocación es una vocación orante y apostólica, te conviertes en esposa del Crucificado. Entrégate perpetua y totalmente, en el tiempo y en la eternidad al Señor. Repítete hoy y siempre con honda alegría, lo que escribía Santa Teresa de Jesús: «Estoy aquí para siempre, para siempre»”.
En otro momento, Monseñor Eguren, le ofreció tres consejos para su vida: “Confía siempre en Dios, Él sabe lo que será de ti, no necesitas preocuparte. Sé muy generosa, procurando hacer lo ordinario extraordinariamente bien. Sigue siempre el modelo de Santa María, que Ella sea tu modelo de Madre y Discípula. Tú sabes muy bien para qué se ingresa a la Orden del Carmen: se viene a orar y a sacrificarse por las almas. Al Carmelo se viene para orar por las almas para que no se pierdan. «Daría gustosa mil vidas por salvar una», escribía Santa Teresa de Jesús en su Camino de Perfección. A lo que Santa Teresita del Niño Jesús añadía: «al Carmelo se viene a orar por los sacerdotes, para que estén a la altura de su misión de ser la sal de la tierra». Por ello te pido que de ahora en adelante secundes con todo el amor de tu corazón a tu Madre, Nuestra Señora del Carmen, en su gran misión de salvar a las almas y de lograr que los sacerdotes seamos santos. Que toda tu vida se resuma, en una palabra: «Amar», siguiendo siempre el modelo de Jesús. Para lograrlo vive siempre bajo la sombra de la Cruz, ella te ayudará a desplegar tu vida en el Amor y a hacer que en tu vocación y misión como carmelita la Cruz sea tu gloria, tu ciencia, y tu vida”.
Finalmente, nuestro Arzobispo dijo: “Tu vida consagrada como carmelita debe siempre estar enraizada profundamente en los ejemplos de Cristo el Señor. Con tu profesión perpetua, los consejos evangélicos, es decir, los rasgos característicos y distintivos de Cristo -casto, pobre y obediente-, se harán los rasgos distintivos de tu vida. Que tu corazón esté siempre encendido con el aceite del amor a Jesús y a Su Iglesia, con el aceite de la fidelidad y de la santidad. Que tu única riqueza sea Jesús, tus hermanas y las almas por quienes vas a orar y sacrificarte. Reconócete siempre necesitada del amor gratuito de Dios. Ábrete en todo momento a las exigencias de la voluntad salvífica de Él en tu vida. No olvides que la voz de la superiora es la voz de Dios y que el que obedece nunca se equivoca. Procura cooperar cada día con la gracia de Dios, para ahondar y crecer en el «hágase» que hoy le das a Jesús para siempre. Que cada día sea para ti, ocasión de crecer en el amor a Jesús y a tus hermanas de comunidad”.
Al finalizar la Eucaristía, Monseñor Eguren agradeció a los padres y familiares de Sor María Teresa del Amor Misericordioso de Jesús, por la contribución de sangre que hacían a la Iglesia y les aseguró que el Señor, que no se deja ganar en amor, sabrá recompensar con creces la entrega que hacían de su hija. Asimismo, agradeció a las Madres Carmelitas Descalzas por su presencia en Piura y les dijo que vean en este nuevo fruto vocacional una señal amorosa de Jesús que las confirma en su presencia en Piura, y que valió la pena arriesgarlo todo por santificar y evangelizar estas cálidas tierras del Norte del Perú.