Año Jubilar 2014 - 2015, Mensajes

MENSAJE DEL ARZOBISPO METROPOLITANO DE PIURA ANTE EL ESTADO DE EMERGENCIA EN EL PERÚ POR EL CORONAVIRUS

A los Párrocos, Rectores de iglesias, Capellanes, Sacerdotes y Diáconos de Piura y Tumbes

Como es de su conocimiento, el día de ayer, domingo 15 de marzo, el Señor Presidente Constitucional de la República, dio un mensaje a la Nación declarando el Estado de Emergencia Nacional por un plazo de quince días calendario, declarando el aislamiento social obligatorio (cuarentena) por el brote del “Coronavirus” (Covid-19).

Al respecto debemos obedecer lo dispuesto por nuestro bien y el de nuestros fieles cristianos. Por tanto y hasta nuevo aviso les reitero que se deben suspender todas las celebraciones públicas de la Santa Misa, tanto dominicales como diarias, así como de los demás sacramentos (bautismos, confirmaciones, matrimonios, misas de exequias, etc.). Como es de su conocimiento he otorgado dispensa a todos los fieles de esta Arquidiócesis de la obligatoriedad de participar de la Misa dominical y de las fiestas de precepto hasta nuevo aviso (ver CIC can. 87 § 1, 383 § 1; y 835 § 1-2).

Asimismo les recuerdo que están suspendidas las reuniones de todo tipo en las parroquias y en los centros pastorales. Las secretarías parroquiales deberán estar cerradas.

También les reitero que están suspendidas las procesiones, los Via Crucis, la Jornada “24 Horas para el Señor”, las fiestas patronales, y cualquier otra forma de religiosidad popular pública.

Les pido que no dejen de celebrar privadamente la Santa Misa, porque ella sostiene al mundo. “La Eucaristía constituye el signo perenne del amor de Dios, amor que sostiene nuestro camino hacia la plena comunión con el Padre, por el Hijo, en el Espíritu. Es un amor que supera el corazón del hombre” (San Juan Pablo II, Homilía de Jueves Santo, 12-IV-2001). A través de la celebración de la Santa Misa, traemos al mundo los tesoros infinitos de la redención y del amor de Dios, que en la Cruz de su Hijo, nuestro Señor Jesucristo, nos ha salvado y sanado: “Sus heridas nos han curado” (1 Pe 2, 25). 

Solamente las iglesias o templos de las sedes parroquiales, podrán permanecer abiertas para la oración personal y la visita al Santísimo Sacramento, salvo que el Párroco, con causa justa, vea conveniente disponer lo contrario. Las iglesias son lugares sagrados donde la fe se fortalece, la esperanza se renueva y la caridad se aviva. Se podrán oír confesiones conforme a las orientaciones ya dadas.

Pido a los sacerdotes poner el máximo celo en llevar el consuelo de los sacramentos a los enfermos y necesitados: el bautismo y la confirmación en peligro de muerte, la distribución del viático, y la administración de la unción de los enfermos, observando todas las medidas de prudencia e higiene necesarias para la salvaguarda de la propia salud.   Que los más vulnerables se sientan en esta hora, amados y acompañados, y de esta manera perciban que la Iglesia no cierra sus puertas a nadie.

Hagamos de esta situación de emergencia una ocasión para desarrollar un celo pastoral inteligente y creativo, como por ejemplo transmitir por internet la Misa privada; alguna exposición del Santísimo Sacramento; el rezo del Santo Rosario; alguna novena a María, salud de los enfermos, etc., siempre en un mismo horario. Otra medida creativa podría ser tocar las campanas del templo al mediodía y a las seis de la tarde para invitar a los fieles a rezar desde sus hogares el Angelus, pidiendo por el fin de esta pandemia. Con inteligencia habrá de ver la manera de asegurar ayuda a las necesidades de los pobres, de los ancianos y de los que viven en soledad y abandono.

Recientemente el Papa Francisco decía sobre la creatividad de los sacerdotes de Italia: “Me gustaría dar las gracias a todos los sacerdotes, por su creatividad. Tengo muchas noticias sobre su creatividad, principalmente en Lombardía, que ha sido muy golpeada y los curas piensan en miles de maneras de acercarse a la gente, para que el pueblo no se sienta abandonado”.

En la medida de sus posibilidades y capacidades, les pido que exhorten a todos los fieles cristianos a su cargo a que, en su vida diaria, observen las medidas e instrucciones que oportunamente están difundiendo las autoridades sanitarias y del gobierno, e invoquen a mantener la calma. El virus del miedo y del pánico no puede vencernos. Esta es la hora de la fe y de la oración confiada en Dios. Esta es la hora de ser responsables y solidarios.

 

¡Señor Cautivo de Ayabaca, en ti confiamos!

¡Nuestra Señora de las Mercedes, ruega por nosotros!

¡San Miguel Arcángel, defiéndenos en la batalla!

 

San Miguel de Piura, 16 de marzo de 2020

 

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