HOMILÍA EN LA SOLEMNIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE LA MERCEDES 2014

Nuestra Señora de las Mercedes: Madre amantísima

Día grande el que hoy nos reúne en torno al altar del Señor en esta Basílica Catedral, es la fiesta de Nuestra Señora de las Mercedes, Madre y Reina de nuestra Región Piura y del Norte Peruano y “Gran Mariscala de las Fuerzas Armadas” de nuestra Patria. Todos amamos a la “Mechita”, tanto los peruanos con uniforme o sin él, porque Ella es nuestra Madre y porque no hay mejor lugar donde encontrar protección y guía segura para nuestras vidas que bajo su manto sagrado. A Ella le imploramos que desde su Santuario de Paita nos siga bendiciendo y ayudando como lo viene haciendo desde su llegada a nuestras tierras aquel mes de septiembre de 1532 de manos de los frailes mercedarios.

¡Cuánto amor nos ha prodigado a lo largo de estos siglos! ¡Cuántas bendiciones, favores y gracias recibidas de sus manos en estos 482 años de historia! ¡Cuántas vidas salvadas de la muerte física y eterna, cuántos pecadores convertidos, cuántos infortunios superados gracias a su amor maternal que es inmenso como el Mar de Grau que baña nuestras costas o el Cielo azul y radiante de Quiñones que nos envuelve. Ciertamente el Señor ha derramado y sigue derramando hoy en día abundantes e incalculables gracias de salvación en nuestras vidas por medio de la siempre Virgen María de La Merced.

Así es Ella, Madre amantísima que siempre se interesa con maternal solicitud por sus demás hijos en la fe, es decir por nosotros que nos encontramos “gimiendo y llorando en este valle de lágrimas” como reza la oración de La Salve. Ella, Madre de Misericordia y abogada nuestra, actúa maternalmente en nuestras vidas para que rotas las cadenas de toda esclavitud vivamos en la “libertad gloriosa de los hijos de Dios” (Rom 8, 21).

Ahora sí: Todos por la Mechita

Por todo lo que “Nuestra Señora de las Mercedes” ha hecho y hace por nosotros es que el 8 de septiembre de 2011, lanzamos la campaña “Todos por la Mechita”, campaña que tiene por finalidad recaudar fondos para la restauración de su Santuario ubicado en el Cerro de las Tres Cruces de Paita.

Hoy me complace informarles a todos ustedes que para antes de fin de año debe llegarnos una importante ayuda económica, la que sumada al millón ochocientos mil nuevos soles donados hasta el momento por parte de los fieles devotos nos permitirá tener los recursos económicos necesarios para iniciar la restauración del Santuario en su componente estructural, es decir, ejecutar las obras que permitirán intervenir los cimientos y techos del templo para darle una solución definitiva a los problemas que éste actualmente presenta. Los próximos meses ultimaremos los detalles necesarios para comenzar las obras cuanto antes. Ésta es ciertamente una gran noticia que debe alegrarnos a todos.

Todavía quedará pendiente la segunda fase del proyecto que consiste en las obras de acabados y de embellecimiento del Santuario, por lo cual pido a todos los piuranos y tumbesinos a no bajar la guardia y seguir rezando y actuando para conseguir los recursos que aún nos faltan para concluir totalmente con este proyecto. Nuevamente hago un llamado a los devotos de La Mechita, a las autoridades regionales y locales de hoy y a las que serán elegidas dentro de muy pocos días, a los empresarios y a los pescadores, a sumar esfuerzos para alcanzar la meta final. No cedamos al pesimismo y a la apatía y menos aún a la indiferencia y a la mezquindad. Tengamos más bien ilusión, ardor y generosidad para con esta obra de Dios que redundará en beneficio de todos nosotros y de muchos más.

Querida Mechita: Bendice el amor de tus hijos que queremos embellecer tu Casa de Paita como signo de gratitud por todas tus bendiciones y del profundo amor filial que tenemos por ti. Que por tu poderosa intercesión el Señor Jesús nos conceda esta merced. Una vez más ponemos bajo tu maternal protección y auxilio esta obra, implorándote que nos obtengas de tu Divino Hijo, las gracias que necesitamos para llevarla a buen término, y así el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo serán glorificados en todo tiempo y lugar, por Ti, la Inmaculada siempre Virgen María.

La Virgen de las Mercedes y la historia

Como hemos recordado al inicio de esta homilía, la devoción a Nuestra Señora de las Mercedes comienza con la gesta de la evangelización constituyente del Perú, en concreto con la llegada de los frailes mercedarios en 1532 en los albores del anuncio del Evangelio en nuestra Patria, que tuvo a San Miguel de Piura como la puerta de la fe para el Perú, porque de aquí partieron los pioneros del anuncio de Jesucristo, de su Buena Nueva y de su Iglesia, hacia el vasto territorio del antiguo Imperio Inca.

En nuestro caso, la devoción fue adentrándose poco a poco en el corazón de los de los piuranos y de los paiteños en particular. El fervoroso culto que hoy se rinde a nuestra Señora de las Mercedes en Paita, data de época muy lejana, se remonta a los tiempos en que en Paita sólo existían algunas pobres casas de pescadores en lo que hoy se conoce como el barrio Atahualpa. En medio de esas humildes viviendas se construyó una pequeña capilla bajo la advocación de la Virgen de las Mercedes. Más tarde, cuando la población creció en número e importancia, se erigió un templo más digno para la Santísima Virgen que la modesta ermita original. Pero su culto comenzará a extenderse trasponiendo los límites de nuestra Región hasta alcanzar sus actuales dimensiones multitudinarias y de integración nacional e internacional, con la incursión del pirata inglés George Anson al puerto paiteño el 24 de septiembre de 1741 y sus vanos intentos por decapitar y robar la imagen sin lograrlo. Actualmente se puede observar en la imagen de Nuestra Madre que se venera en Paita, la sacrílega herida que en el cuello de Nuestra Señora de las Mercedes causara la espada del pirata. Por ello en su Himno le cantamos a la vencedora de Satanás y de sus secuaces: “Con la herida en tu cuello con cetro de majestad”.

A lo largo de la historia del Perú, Nuestra Señora de las Mercedes ha recibido varios títulos y homenajes, los cuales hablan de su profunda vinculación y compromiso con nuestra Nación. Así el 20 de setiembre de 1730 en Lima, la ciudad de los Reyes, el cabildo en histórico juramento reconoció y proclamó a la Virgen de las Mercedes como “Patrona Perpetua de los Campos del Perú”. Proclamada ya la Independencia y antes que la emancipación Sudamericana fuera sellada en la Batalla de Ayacucho, el Congreso Constituyente de la República, en su sesión del 22 de setiembre de 1823, presidida por don Tomás Forcada, aprobó por unanimidad mediante Decreto, nombrar a la Virgen Santísima de las Mercedes, “Patrona de las Armas de nuestra Patria”. Al cumplirse el primer centenario de la independencia de la Nación, el día 24 de septiembre de 1921, la imagen fue solemnemente coronada y recibió el título de “Gran Mariscala del Perú”. Posteriormente durante el gobierno de las Fuerzas Armadas, se dio el Decreto Ley Nº 17822, de fecha 23 de setiembre de 1969, por el cual se oficializó el título de “Gran Mariscala del Perú” a la Virgen de las Mercedes. Es por ello que nuestra Madre es la Patrona de Nuestras Fuerzas Armadas y a Ella se le rinden honores por su alta jerarquía militar.

Asimismo no hay que olvidar el conmovedor título que San Juan Pablo II le dio a nuestra Madre aquí en Piura en su memorable visita del 4 de febrero de 1985 al llamarla “Estrella de la Evangelización”. Título hermoso que define la persona y la misión maternal de Santa María, porque así como una estrella resplandece en la oscuridad de la noche y orienta el camino al peregrino, así María ilumina las tinieblas de nuestro pecado y nos orienta en medio de los desafíos y peligros de la vida para que podamos cumplir con nuestra misión de cristianos. Igualmente, así como la luz de la estrella precede a la salida del sol, así Ella guía nuestros pasos al encuentro de vida con el Señor Jesús, el Sol de Justicia que nace de lo alto, el único Salvador del mundo, ayer, hoy y lo será siempre (ver Lc 1, 78-19 y Heb 13, 8).

Madre y Señora de Nuestras Fuerzas Armadas

Hoy en esta hermosa fiesta mariana queremos rendir especial homenaje de gratitud a nuestras Fuerzas Armadas, cuya sangre está en Angamos, Quebrada Seca y Arica, y en la actualidad en el VRAEM.

Pedimos al Señor que por intercesión de Nuestra Señora de las Mercedes, su Mariscala y Madre, el Altísimo ilumine, fortalezca y proteja a los peruanos que visten el uniforme de la Patria.

Nuestras Fuerzas Armadas tienen la sagrada misión de defender la soberanía del Perú y brindar seguridad a todos los peruanos. Agradecemos el generoso y sacrificado trabajo que realizan nuestros militares, aviadores, marinos y policías en múltiples misiones, como son entre otras, la defensa nacional, la seguridad interna, la vigilancia de nuestras fronteras por tierra, mar y aire, la protección de nuestra rica naturaleza desarrollando acciones contra la minería ilegal y la tala ilegal de madera, las acciones cívicas y la ayuda rápida y oportuna en los desastres naturales. Y como si esto fuera poco, participando activamente en misiones de paz internacionales.

Nota aparte a destacar es el trabajo abnegado que nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional desarrollan hoy en día en el VRAEM contra el flagelo del tráfico ilícito de drogas y los remanentes del demencial y diabólico terrorismo de Sendero Luminoso. Queremos rendir homenaje a los miles de miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales que ayer y hoy han ofrendado sus vidas y su integridad física por el Perú, a ellos podemos aplicarles estas hermosas palabras:

Lo demandó el honor y obedecieron,

lo requirió el deber y lo acataron.

Con su sangre la misión rubricaron

con su esfuerzo la Patria engrandecieron.

Fueron grandes y fuertes,

porque fueron fieles al juramento que empeñaron.

Por eso como valientes lucharon,

y como héroes murieron.

Por la Patria morir fue su destino,

querer al Perú su pasión eterna,

servir en las Fuerzas Armadas,

su vocación y sino.

No quisieron servir a otra Bandera,

sino a la roja y blanca,

no quisieron andar otro camino,

no supieron vivir de otra manera.

Ante su sacrificio, demandamos al Supremo Gobierno no abandonen a sus familias así como la rehabilitación y atención médica a los heridos y discapacitados. Pedimos también remuneraciones justas a quienes todos los días arriesgan sus vidas por el Perú y a lo largo de sus carreras castrense y policial tienen que desplegar sus misiones en lugares apartados de nuestra Patria, privados muchas veces de sus familias y en condiciones de gran penuria y austeridad. Asimismo se hace urgente continuar el proceso de modernización de nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional asignándoles los recursos suficientes que les permitan adquirir las capacidades necesarias para la defensa nacional, la disuasión y la cooperación en el desarrollo nacional. El Perú siempre ha sido un país con vocación de paz, pero no podemos incurrir en los errores de un pasado de imprevisión, descuido y abandono. Apremia fortalecer a las Fuerzas Armadas y Policiales en todos los aspectos técnicos y materiales que requieran así como valorar su trabajo y sacrificio, ya que un pueblo unido a su Fuerza Armada y a su Policía, es un pueblo imposible de vencer.

De otro lado mi llamado a todos los miembros de nuestras Fuerzas Armadas y Policiales, desde el último clase hasta sus más altos mandos a que sean leales, honestos, disciplinados, gente de honor y de profunda vida moral como lo fueron sus ínclitos patronos y compañeros caídos en combate. Vivan la abnegación, estén llenos de amor por el Perú, sean valientes y tengan en cada una de sus armas un gran espíritu de cuerpo, es decir de obediencia y de unidad.

Finalmente sean hombres y mujeres de paz. Y para poder serlo plenamente, acojan en su corazón a Cristo, autor y garante de la paz verdadera. Él les dará la fortaleza evangélica con la que se puede vencer las atractivas tentaciones de la violencia. Jesús les ayudará a poner la fuerza al servicio de los grandes valores de la vida, de la justicia, el amor a la Patria, el perdón y la libertad. Tengan a Cristo Jesús como su modelo, tomen al Evangelio como su código de conducta y verán como las virtudes de la vida castrense y policial se desplegarán hasta alcanzar la medida de la perfección, porque el Señor Jesús es el hombre nuevo y perfecto. Siendo buenos cristianos, serán mejores militares, aviadores, marinos y policías.

Vuestra Patrona, Nuestra Señora de las Mercedes, es vuestra Mariscala, y lo es en sentido real y no figurado o simbólico. Ella es vuestro Comandante Supremo. De otro lado la columna vertebral de todo instituto castrense es la obediencia. Sin obediencia la vida militar se desmorona y disuelve. Pues vuestra “Mariscala” del Cielo les ha dado una orden y una orden sola, una orden que Ella primero ha vivido en plenitud, como todo buen jefe que cuando manda lo hace amparado en su coherencia y testimonio de vida. Esa orden es: “Haced (lo que mi Hijo) os diga” (Jn 2, 5). En esa orden está el horizonte de la vida plena. Ella les pide que obedezcan, es decir que sigan a Cristo, no sólo para darle una alegría a Él, su Divino Hijo, sino porque eso es lo mejor para ustedes y para todos nosotros.

Que el Señor Jesús por intercesión de Nuestra Señora de las Mercedes nos bendiga a todos y especialmente a nuestras Fuerzas Armadas y Policía Nacional, concediéndoles que como soldados cristianos tengan una fortaleza invicta, una fidelidad inquebrantable y un espíritu de sacrificio llevado, si fuera necesario, hasta el heroísmo.

Que así sea. Amén.

San Miguel de Piura, 24 de septiembre de 2014

Solemnidad de Nuestra Señora de las Mercedes

Patrona de Piura y de las Fuerzas Armadas del Perú