200 Años Navegando para el Perú
Al celebrarse hoy el Bicentenario de la creación de nuestra Marina de Guerra, deseo a todos sus integrantes bienestar y prosperidad. Asimismo, quiero expresarle a todo el personal naval nuestro más profundo agradecimiento por la importante misión que cumplen en defensa de la soberanía nacional y el desarrollo integral de nuestra Patria. En estos “200 años Navegando para el Perú”, y de la mano de marinos ilustres, nuestra Marina de Guerra ha defendido con celo y ardor a nuestra Nación y a sus intereses marítimos, fluviales y lacustres, contribuyendo decididamente con el progreso, la seguridad, y el bienestar del país. Que el Señor Jesús, por medio de la Bienaventurada Virgen María, “Estrella del Mar”, bendiga a todos nuestros marinos en unión con sus familias.
Con el objetivo de establecer una institución naval para la futura República, el Generalísimo don José de San Martín, creó el 8 de octubre de 1821, a la Marina de Guerra del Perú, nombrando nuestro Libertador, como primer comandante general de la naciente armada peruana, al entonces capitán de navío inglés don Martín Jorge Guise, a quien le encomendó la delicada misión de organizarla.
Por eso nos alegra sobremanera que, en señal de reconocimiento a tan insigne marino, nuestra Marina de Guerra, bautizará con el nombre de BAP Guise a la segunda corbeta de guerra antisuperficie, clase Po Hang, que próximamente recibirá de la Marina de Guerra de Corea del Sur, como parte del fortalecimiento de las relaciones entre las armadas de ambos países.
De otro lado, para nosotros los piuranos hay un hecho muy significativo que no podemos dejar pasar por alto en el Bicentenario de la creación de nuestra Marina de Guerra, y es el acontecimiento de la captura del pailebot o goleta española “Sacramento”, el 17 de marzo de 1821, por parte de los valerosos hermanos paiteños Victoriano y Andrés Cárcamo. Con esta acción, el “Sacramento” se convirtió en el primer buque de la auroral Armada Nacional, así como el primero que enarboló la bandera peruana en las aguas del Pacífico. La goleta fue rebautizada con el nombre de “Castelli”. De esta manera, y con siete meses de anticipación, Piura, y en especial Paita, contribuían al nacimiento de nuestra Armada Nacional.
Desagravio a la Marina de Grau
Quiero también aprovechar esta ocasión para desagraviar públicamente a nuestra Marina de Guerra por la injuria que recibió el pasado mes de agosto de parte de un exguerrillero, quien ocupó inmerecida y gracias a Dios brevemente, la cancillería peruana, cuando acusó falsa, absurda y disparatadamente a nuestra Marina, como la creadora del terrorismo en nuestro país.
No recuerdo en la historia del Perú que se haya cometido una afrenta igual a una institución tan noble como a la Marina de Grau, la cual ha ofrendado en la lucha contra el terror asesino de Sendero Luminoso y del MRTA a muchos de sus mejores miembros y compañeros de armas. Como testimonio de ello, están los viles asesinatos del Vicealmirante Gerónimo Cafferata Marazzi, de los Contralmirantes Carlos Ponce Canessa y Juan Carlos Vega Llona, del Capitán de Fragata Jorge Alzamora Bustamante, de los Tenientes Segundos Juan José Jordán de Vivero y Raúl Adolfo Ribot y Villapando, del Técnico de Tercera, Yhoni Carlos Solano Caballero, y de los Oficiales de Mar de Segunda, Gustavo Manuel Valladares Neyra y Víctor Arturo Carpopata Macedo, por citar tan sólo a nueve marinos asesinados por el diabólico terrorismo desde la década de los ochenta hasta nuestros días. Ellos ofrendaron sus vidas por la pacificación nacional, constituyéndose para siempre en testimonios vivos de que nuestra Marina de Guerra tiene un solo norte, el deber, y un solo rumbo, el honor, cuando se trata de la defensa de la Patria y de aquellos valores que el terrorismo, hoy nuevamente amenazante, pretende eliminar y reemplazar por un inicuo orden comunista.
Nacimiento y Madurez de nuestra Marina de Guerra
Pero hoy 8 de octubre también celebramos, junto con el Bicentenario de la Marina de Guerra del Perú, el 142° aniversario del Glorioso Combate Naval de Punta Angamos. La Providencia Divina ha querido que se unan en una sola fecha dos acontecimientos trascendentales para el Perú: La fecha de creación de su Marina de Guerra, y la inmortal gesta del Glorioso Combate de Angamos.
De esta manera, el nacimiento y la madurez de nuestra Armada Nacional, se enlazan en un solo día, ya que lo que un 8 de octubre de 1821 nació, un 8 de octubre de 1879 llegó a su madurez y esplendor. La gesta de Angamos representa para nuestra Marina, y para todos los peruanos, la cumbre más excelsa de nuestras tradiciones navales, y su héroe máximo, el Gran Almirante del Perú, don Miguel Grau Seminario, y sus compañeros en la gloria como Elías Aguirre Romero, Diego Ferré Sosa, José Melitón Rodríguez Pérez, y Enrique Palacios de Mendiburu, entre otros, el paradigma y el modelo de todo lo que un marino puede y debe llegar a ser.
Junto con nuestros santos peruanos, Grau y Angamos, representan lo mejor del Perú, y lo que es más hermoso y esperanzador, la certeza de que los peruanos somos capaces de forjar una Patria justa, fraterna y reconciliada. La Guerra del Pacífico, con todos sus males, nos hizo el bien de probar que como Nación, somos capaces de engendrar personas íntegras y virtuosas. “Alentémonos, pues: la rosa no florece en el pantano y el pueblo en el que nacen un Grau y un Bolognesi, no está ni muerto ni completamente degenerado”, afirma con acierto Manuel González Prada en su Ensayo sobre Grau.
Por ello, cada 8 de Octubre celebramos la Gloriosa Epopeya de Angamos para reafirmar nuestra fe en el Perú y de que los peruanos somos capaces de construir una Patria grande, y para inspirar nuestra vida personal y nuestra conducta social en el ejemplo de vida del Gran Almirante del Perú, Caballero de los Mares y Peruano del Milenio, don Miguel Grau Seminario y su tripulación de heroicos peruanos.
“No reconozco otro caudillo que la Constitución”
Todo en Grau es excepcional: Su apasionado amor por el Perú que lo lleva hasta el sacrificio de su vida por la Patria en Punta Angamos. Su entrega constante más allá del deber que hace de él la personificación del patriotismo. Su espíritu cívico de buen ciudadano que lo conduce a incursionar en la política con decencia, ética y justicia, un necesario y urgente ejemplo a seguir por los políticos de hoy. Su honradez en la casa y en su buque. Su amor fiel y cariñoso a su amada esposa Dolores, y su preocupación permanente y tierno amor por sus hijos, incluso en plena Guerra del Pacífico. Es sobresaliente marino y a la vez extraordinario esposo, padre y ciudadano. Vive alejado de toda vanidad, egoísmo, odio y sensualidad, y es más bien modesto, humilde y buen amigo. Frente a los homenajes que recibe en Lima, cuando regresa brevemente de su campaña naval responderá: “Yo no soy sino un pobre marino que trata de servir a su Patria…Todo lo que puedo ofrecer en retribución de estas manifestaciones abrumadoras es que si el Huáscar no regresa triunfante al Callao tampoco yo regresaré”.
Pero esta mañana, y ante el dramático momento político que vive el Perú, quisiera destacar en don Miguel Grau su condición de ciudadano probo y respetuoso del orden constitucional. Ante la avidez de algunos por imponernos una Asamblea Constituyente a como dé lugar, con el fin de traerse abajo la institucionalidad y la gobernabilidad del país, y arrebatarnos nuestra fe cristiana, nuestra libertad, democracia, e independencia, hoy en esta Plaza piurana dedicada a nuestro Gran Almirante, repetimos sus valientes y vigentes palabras escritas desde el Monitor “Huáscar” en defensa del orden constitucional frente al intento de golpe de Estado de los coroneles Gutiérrez, perpetrado el 22 de julio de 1872: “No reconozco otro caudillo que la Constitución”.
Aplicadas a las actuales circunstancias, nuestro Gran Almirante nos enseña lo peligroso que resulta pretender cambiar el orden constitucional y la legislación vigente en base a la ideología de turno, más aún cuando esta ideología es el marxismo-leninismo-maoísmo-pensamiento Gonzalo, la cual ha demostrado su fracaso histórico, ha esclavizado y empobrecido a naciones y pueblos enteros, ha conculcando la dignidad y los derechos fundamentales de las personas, y ha generado violencia y muerte, porque está basada en el perverso principio de la lucha de clases como motor de la historia. Si bien ha habido un cambio de gabinete, todavía hay poderosas fuerzas en el actual gobierno que siguen adelante con su agenda de conseguir una Asamblea Constituyente para elaborar una Constitución totalitaria. Por ello no debemos dejar de estar vigilantes y alertas.
Con su extraordinaria y perfecta personalidad, Grau nos enseña que la grandeza de un pueblo se mide en primer lugar por sus fuerzas espirituales. Por eso, para forjar el Perú que todos queremos, no basta el mero cambio autoritario de las leyes, que sin lugar a dudas son siempre perfectibles y no es correcto culpar de todos los males que padece el Perú de hoy a la actual Constitución, pretendiendo que una Asamblea Constituyente sea la mágica solución a todos ellos. Más bien, necesitamos de hombres virtuosos y morales como nuestro Gran Almirante y Peruano del Milenio.
El gran problema del Perú es la corrupción de sus autoridades, la falta de compromiso decidido y honesto de los peruanos por el bien común, el incumplimiento sistemático de las leyes por parte de los ciudadanos, y el individualismo egoísta e insolidario de un sector frívolo de nuestra sociedad que aborda la vida con superficialidad, preocupándose solamente por lo que le pasa a nivel individual, sin comprometerse con las necesidades de los demás, especialmente de los más pobres. Para construir el Perú justo y unido que todos anhelamos y con el cual Grau soñó, es fundamental que sean las personas las que deben cambiar.
Por eso el maestro Víctor Andrés Belaúnde advertía con gran acierto: “No creemos en la virtualidad misteriosa de un esquema político o de una fórmula social ni en el mito de un progreso mecánico indefinido. Nuevas fórmulas, nuevas instituciones y procedimientos necesitan ser aplicados por hombres y el sentido de su utilización depende principalmente de la orientación ética del individuo. El problema se reduce, en síntesis, a modelar almas, a crear espíritus. Éstos deben tener una ética cada vez más exigente, una idealidad más pura, un sentimiento del deber más hondo y aquello que no puede explicar ninguna filosofía materialista y positivista: espíritu de sacrificio”.[1] Para forjar los hombres nuevos que el Perú de hoy necesita urgentemente, es fundamental nuestra fe católica, ya que la vida cristiana fecunda y eleva las virtudes naturales, y en el caso del Perú, el catolicismo no sólo ha forjado nuestro país mestizo, sino ha transformado a personas como Grau, que son el símbolo de nuestra peruanidad.
Grau lo entendió claramente, y nos dio testimonio de ello, por eso antes embarcarse en su viaje a la gloria fue a confesarse al Convento de los Descalzos con el Reverendo Padre Pedro Gual y Pujadas, diciéndole después a su entrañable amigo Francisco Alayza y Paz Soldán: “Me voy para no volver. Esta mañana he comulgado en los Descalzos, y estoy preparado para entregar mi alma a Dios”. Los tiempos que vivimos, donde el senderismo, que profesa un odio totalitario a la fe católica, busca capturar el poder, nos reclaman una vuelta más decidida al ideal cristiano por parte de todos nosotros. El Perú será el gran beneficiado con ello.
Miguel Grau, diputado por Paita
La historia destaca que cuando fue diputado por Paita, don Miguel Grau ejerció con responsabilidad y sabiduría la función legislativa, defendió los intereses de Paita como provincia, y presentó interesantes proyectos de ley que contaron con la aprobación de su cámara, aunque fue con su sacrificio en Angamos que cumplió con la ley más elevada que existe: La defensa de la Patria. Por ello un detalle significativo en nuestra vida democrática es que, cada vez que se pasa asistencia en el Congreso, el nombre de don Miguel Grau figura primero en la lista y todos los congresistas responden con viva voz: ¡Presente!
El Congreso representa a la Nación y es garante de la democracia. Entre sus principales funciones está la de fiscalizar y ejercer el control político, así como una eventual reforma de la Constitución. Por ello son inaceptables por parte del Ejecutivo, sus amenazas y provocaciones al Legislativo.
De otro lado, el actual caos político ha sumido en la zozobra y el desgobierno al país, generando una crisis económica cada vez mayor, la cual está golpeando a todos los peruanos, especialmente a los más pobres, al traer como consecuencia un aumento del desempleo y la informalidad, y la devaluación de nuestra moneda, con la consiguiente alza de precios de los alimentos de la canasta familiar. De no enmendarse prontamente esta situación el país va rumbo a un peligroso abismo, sin olvidar la latente y real amenaza de una tercera ola de la pandemia.
Grau nos demanda amor sincero y auténtico por el Perú
Hace 142 años, don Miguel Grau sabía que el Perú entero lo estaba observando, y que lo miraría por siempre como nosotros lo hacemos hoy, 142 años después de la gesta de Angamos, en busca de luz, inspiración y fortaleza. Ahora ya en la Gloria, es él quien nos mira, y nos demanda un amor sincero y auténtico por el Perú y por nuestra Región Piura; más servicio a la verdad; más honestidad; más unidad y solidaridad entre nosotros; más entrega desinteresada por el bien común; y sobre todo una decidida defensa de nuestra fe cristiana, de nuestra democracia, y con ella de la libertad, la justicia, la unidad y la amistad social en el Perú.
Hoy 8 de Octubre de 2021, a 200 años de la creación de nuestra Gloriosa Marina de Guerra y a 142 años de la Epopeya de Angamos, escuchemos el fuerte grito que Grau, desde la gloria y desde su corazón henchido de amor por el Perú, nos dirige para que, despertemos de nuestro letargo, y seamos conscientes del peligro en el que hoy se encuentra la Patria:
¡No reconozco otro caudillo sino la Constitución!
San Miguel de Piura, 08 de octubre de 2021
[1] Víctor Andrés Belaúnde, La Realidad Nacional. Lima, Cuarta Edición Prologada y Anotada, Series Reflexiones sobre el Perú – Interbank, 1980, pág. 210.
Puede descargar el archivo PDF de la Oración Patriótica pronunciada por nuestro Arzobispo AQUÍ